Más allá de los verdaderos motivos que llevaron a la o a las personas a privar de la vida al ex rector de la BUAP, Samuel Malpica Uribe, existe una indignación social por la inseguridad en la que se vive en el municipio de Puebla.
Tres asesinatos han conmovido a la sociedad poblana: primero la ejecución del periodista Alonso de la Colina en abril pasado al retirar dinero de un banco en el centro comercial Vía San Ángel. Después, en mayo, el joven actor de la UDLAP, Diego Chaires Reyes, fue asesinado para robarle 30 mil pesos en pleno bulevar Atlixco a escasos metros del Consejo Estatal de Seguridad Pública.
Y el pasado 2 de julio fue asesinado a las puertas de su casa el ex rector de la BUAP, Samuel Malpica.
Resulta increíble que mientras la inseguridad va ganando la batalla en la capital, las autoridades, partidos políticos y candidatos digan que no se hable de la inseguridad porque se "politiza" el tema.
Es patético que puedan ocurrir homicidios en la capital y entonces nadie debe decir nada porque en teoría se trata de una estrategia política.
Es absurdo lo que piden las autoridades, partidos políticos y candidatos porque los tres asesinatos son el reflejo de un grave problema de inseguridad que existe en el municipio de Puebla.
A los ciudadanos que padecen de alguna u otra forma el problema de la inseguridad no les importa si están o no las campañas atoradas en un empate técnico.
Los poblanos exigen resultado de las autoridades electas y no de aquellos que aspiran a los cargos de elección popular.
No hay que olvidar que el próximo presidente municipal entrará en funciones hasta febrero de 2014 y mientras tanto el gobernador, Rafael Moreno Valle, y el presidente municipal, Eduardo Rivera Pérez, son los responsables de los aparatos de seguridad.
También resulta reprobable el manejo político que desde el gobierno del estado de Puebla se le quiere dar a la muerte del ex rector de la BUAP.
Las ansias por llevar el homicidio de Samuel Malpica a la arena política provocaron suspicacias en el trabajo del secretario General de Gobierno, Luis Maldonado Venegas.
Han ocurrido decenas de homicidios en la entidad, como los de Alonso de la Colina y Diego Chaires, y Luis Maldonado jamás tuvo tantas ansias por revelar dos líneas de investigación.
El nerviosismo electoral parece que contagió al secretario General de Gobierno y ese tipo de conductas son muy riesgosas no sólo para la investigación del homicidio, sino para la secrecía que debe prevalecer en la PGJE.
Por el bien de todos, las autoridades en funciones ya deben dar resultados lo más pronto posible.
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@gomezcarlos79
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