Yo canto por amor al arte: Lynn Milanés
Pedro Quiroga Jiménez / Prensa Latina
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La Habana. Es la mayor de tres hermanas dedicadas a la música. Fue su padre, el prestigioso cantautor cubano Pablo Milanés, precursor de la Nueva Trova junto a Silvio Rodríguez, quien la animó a estudiar la flauta pero, convencido de que aquel no sería el camino, aprobó su decisión de continuar en el canto.
Lynn Milanés declaró hace algún tiempo que ella y su progenitor son casi idénticos, física y espiritualmente. Con semejante apellido, el fantasma de la fama la persigue siempre.
¿Cómo influye ese detalle en tu carrera?
–Es un arma de doble filo. Si me lo hubieran preguntado hace cinco años, hubiera estado brava, bravísima, porque el apellido sobresale y quiero sentirme yo misma. Al principio me perseguían, me buscaban, tal vez para descubrir qué tal era, y esas cosas duelen, pero cuando te vas abriendo tu propio camino, o quedas mal para toda la vida, o logras ser tu misma. Es lo que he tratado de hacer.
Para mí es un orgullo decir que soy hija de mi padre... y de mi madre, Yolanda Benet, que me influyó también muchísimo porque es una mujer de la cultura; fue script y asistente de dirección en el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, tiene un aval de películas porque trabajó con los directores más grandes que ha dado Cuba.
En lo que respecta al apellido de mi padre, no me pesa para nada. Afortunadamente, hoy puedo decir que he podido cantar gracias a él, que me abrió camino en la música y me ha ayudado siempre con mis discos y mis repertorios, se mueve alrededor mío constantemente, es un eje que está ahí.
Hablando de padres, tú eres fruto de un amor apasionado que dio origen a una hermosa canción: Yolanda. Imagino que habrás tenido muchas satisfacciones, pero también algunas contradicciones.
–Para ahí, un momento. Es muy difícil responder esa pregunta (comenta entre sollozos).
El amor de mis padres lo conozco por lo que me han contado ellos mismos. Después de mi adolescencia, supe de muchas otras cosas. No creo tanto en las contradicciones porque ese tema no ha sido muy analizado en mi vida, no pienso en ello.
Yo sé que fui fruto de ese amor. Nací en 1970, justamente acababa de venir al mundo cuando se escribió Yolanda. Debo haber visto cosas muy lindas, pero no recuerdo nada de mis padres juntos, a pesar de haber sido la primera de sus hijas y de estar allí cuando sucedieron los hechos, los buenos y los malos. Sé que durante años, tras el divorcio, han mantenido una relación bonita; mi madre siempre supo hablarme bien de mi papá –a pesar de todos los problemas que vivieron–, eso nos ayudó cuando éramos niñas.
Qué lindo, que no existan rencores.
–No, rencores no hay ninguno. Ellos son dos personas que se respetan por eso, por el amor que vivieron juntos, por las cosas que pasaron juntos, y porque se quisieron... y todavía se quieren.
¿Y tus hermanas?
–Suylén dejó el canto, aunque si quiere puede retomarlo mañana mismo. Haydée continúa, yo soy fanática de ella porque es muy centrada en su trabajo, en sus discos, ha sabido enfocarse en eso porque empezó más temprano que yo, a pesar de que le llevo 10 años.
Vamos a los orígenes. Lynn flautista y de repente, cantante. ¿Qué pasó?
–Huy, ¡madre santísima! No quise ser flautista. Faltaba un mes para mi graduación y colgué los guantes. Tuve un profesor que se esmeró conmigo y aseguró que yo sería una gran instrumentista. De hecho, nunca me arrepiento de haber estudiado la flauta porque estuve en escuelas de prestigio, pero casi a punto de graduarme solté el bombazo. Casi siempre he sido así, de bombazos.
¿Qué dijo tu padre?
–Con toda la calma del mundo me dijo que si yo no quería, no pasaba nada. Mi padre siempre me ha apoyado en mis decisiones. Exclamó: "Mira Lynn, si vas a ser otra cosa en la vida, sé otra cosa". Él fue quien me animó a que estudiara la flauta cuando tenía 10 años, yo estaba becada y empecé a ir una vez por semana a la escuela de música. No se me olvida aquella etapa en que a veces se me quedaba el instrumento en el ómnibus escolar, en los muros de la escuela, debajo del pupitre, ¡era un desastre!
Evidentemente, tú no ibas a ser flautista. ¿Nunca más has tocado la flauta?
–Sí, de vez en cuando le quito el polvo. Hace poco me trajeron el piano que le había prestado a mi papá, me dio cierta inspiración, tomé la flauta y la partitura de una sonata de Haendel, con la que me gradué en nivel elemental. La toqué de arriba abajo con Peruchín Jr., que es ahora mi pianista y... lo que bien se aprende, nunca se olvida. Yo creo que sí, que hubiera sido flautista de música clásica porque la música popular no me gusta tocarla, ni siquiera escucharla. Y nada, eso de cantar vino por mi padre también.
No se me olvida que fue de corre-corre, como siempre, hablando con él mientras caminaba, subiendo las escaleras de su casa. Le pregunté: ¿qué voy a hacer, dime qué hago? Y me respondió: "Lynn, por favor, quien es músico será músico cuando le dé la gana. Si tú te propones ser cantante, serás cantante".
Y yo seguía, ¿pero cómo voy a ser cantante, con esta voz que tengo? A lo que replicó: "Vas a ser cantante porque la voz no importa, lo que importa es el corazón cuando vas a cantar, el carisma que tengas cuando vas a cantar, lo que trates de sacarle al público, lo que le ofrezcas y lo que le pongas. Puedo mencionarte a 3 mil cantantes que no tienen voz, y no les hace falta".
Comencé con la misma ronquera con que te estoy hablando ahora, a cantar en el grupo Aries, porque no quería ser solista. Reuní a mis hermanas, que somos Aries las tres, por cierto, y nos pusimos a buscar temas y a montarlos. Los primeros meses no funcionaron bien, busqué otra cantante que empastara hasta que logramos ser tres muchachas que empezábamos en el canto. Me estaba encontrando a mí misma, hicimos un disco que produjo mi padre, lo mezcló, fue él quien hizo el trabajo completo, y luego el grupo se desintegró.
Después de eso vino otro disco: Ama.
–Lo hice solo a guitarra con Amehd Medina, quien me produjo todos los temas, todas las guitarras fueron tocadas por él, y la única cantante fui yo. Hice yo sola un repertorio de un disco que nunca ha salido (lo tengo como demo, saliendo en la radio), eso fue hace 13 o 14 años. Lo único que sucedió fue tomar experiencia como cantante solista, y a partir de ahí empecé con un guitarrista en el Club Imágenes, y me tomé las cosas en serio... ¡Todavía no me las tomo mucho! (risas).
Luego me fui para España, hice un demo, y cuando regresé a Cuba armé el grupo y comencé a trabajar en el disco Te quiero bien, eso fue en 2006 cuando empezó todo el proceso, y ya en 2008 comenzó a salir en Cuba a través de Bis Music.
Pero hay otro proyecto: De vuelta al mundo...
–Ese proyecto no es mío. Mi esposo, Hernán, tuvo unos abuelos maravillosos que lo criaron, y con su idea de atrapar a los abuelitos que están encerrados en los Hogares de Ancianos, pues quiso darles un poco de vida a esos lugares. No hemos terminado todavía; nosotros quisimos que esas personas se vincularan con el arte.
Te das cuenta de que llegar a un Hogar de Ancianos es cerrar las puertas de la vida, y con ese proyecto pretendemos traer a esas personas a la actualidad, porque dentro de pocos años, Cuba será el tercer país más envejecido del mundo.
Pero les falta difusión...
–No, no se trata de eso. Al principio estaba renegada porque no quería que se diera a conocer como una forma de promocionar mi trabajo. Queremos hacer más y divulgar menos, hacerlo de una forma muy discreta, porque el objetivo es llegar a ellos. ¿Qué tiene que saber la gente que yo estoy cantando en los Hogares de Ancianos? Lo que sí pudiera ser, es que otros artistas conozcan el proyecto y se sumen. El Instituto Cubano de la Música nos está apoyando, y el proyecto Palomas, que dirige Lizette Vila, también nos hizo dos aromas de perfume para entregar en esos lugares y queremos llamarles Eternamente Yolanda. Se sumó el presidente del Taller de Origami en Cuba, también se sumará el Circo Nacional. Pensamos hacer una gira nacional –que no está aprobada todavía– para hacer una actuación pública en cada provincia, y otra para el proyecto en los Hogares de Ancianos, por supuesto, sin fines lucrativos.
¿Qué es lo que prefieres cantar?
–No tengo preferencias. Todo mi repertorio lo disfruto de principio a fin, incluso, a pesar de que canto varias veces en la semana, me resulta embarazoso hacer un repertorio igual que el anterior. Ando con cientos de papeles porque nunca repito lo mismo, sería caer en la rutina. Ahora, si hablamos de preferencias, me gusta cantar boleros y me encanta cantar la música brasilera. La beta del filin me sale porque lo conozco.
Hablemos de tu repertorio. Básicamente, tiene poco de Pablo y mucho de Lynn. En un concierto a inicios de este año dijiste que resultaba muy difícil cantar a tu padre, y me imagino que por ahí vayan las cosas, pero explícame mejor.
–Difícil en dos sentidos. Imagino que a cualquier cantante que le guste Pablo, le haga ilusión una canción suya bien cantada, desde su punto de vista, y yo, siendo hija de él, y cantante, me resulta doblemente difícil; una, porque siempre surgen las preguntas, las comparaciones y opiniones. Hasta ahora he tratado de lograr mi propia identidad como músico, como intérprete, y como no soy compositora es bastante difícil a la hora de interpretar los temas, de hacerlos tuyos.
Haber crecido con mi padre al lado, tener toda su influencia, absolutamente toda, pues me ha resultado difícil tener que cantar sus canciones desde mí misma, desprenderme de su legado y de su forma interpretativa. Hace poco, desde que empecé a montar un tema y luego otro, tuve que resumir en 18 temas lo que yo podía cantar a mi manera, y lograr resumir en ellos el amor. Fue el 14 de febrero último cuando decidí que ya podía cantar a mi padre, desde que monté Para vivir, y sentí que podía hacerlo, escucharlo y decir: "Soy yo la que lo está cantando". A medida que fui montando el repertorio, escuchaba y pensaba: "Sí, soy yo la que está cantando, no es mi padre".
El hecho de estar al lado de tu padre, también significa que has estado rodeada de muchísimas figuras importantes, pero hay una mujer que fue imprescindible en la obra de Pablo: Elena Burke.
–¿Quieres que te diga? Elena siempre estuvo muy pegada a mi padre, y él a ella también. Fue alguien que cuando él transitó por una etapa terrible de su vida, defendió sus canciones, y tuve la suerte o la desdicha –no sé qué pueda decir– de que cuando yo empezaba a cantar, Elena estaba enferma y fui a verla. A través de ella conocí a Rey, el guitarrista que hasta ahora me ha estado acompañando. Yo tenía una peña en el Club Imágenes, la invité pero no fue, y eso me dio una gran tristeza porque siendo la gran mujer que fue, pude ir a ensayar al hospital y verla a ella, cantando conmigo. Aquello nunca quedó grabado ni registrado en fotografía, pero recuerdo haber cantado con ella Mis 22 años, en aquel lugar.
Como Elena también estuvo Miguelito Cuní, Cotán –un personaje impresionante, para escribir un libro–, El Albino, y mediante Pablo he conocido a todos los brasileros: Chico Buarque, D´Javan, Elba Ramalho, Simone. También conocí a Fito Páez, a Joaquín Sabina –que es como un tío para mí–, en fin, todos. De todos hemos aprendido un poco.
Comentaste que estás centrada ahora en los proyectos discográficos.
–La discografía es importante. Tengo que dejar algo que se escuche y que se vea. No tanto el darme a conocer porque la popularidad tampoco me interesa, sino que estoy tratando que la música prevalezca, mi manera de hacer, y por ejemplo quiero cantar a Sindo Garay ahora. El trabajo diario es importantísimo porque creces como artista, pero he tenido que parar para grabar y dejar plasmado lo que tanto he trabajado en vivo, y dejarlo en un disco para escucharlo cuando pasen 10 años, y valorar lo que estaba haciendo entonces.
¿Y el video clip?
–No, es que tengo uno solo, porque si te hablo de mi filosofía tendrías que apagar esa grabadora (risas). Al principio grabé muchísimo y salieron mil demos, y todos están ahí, ninguno en discos. Hablé con Bis Music y me pidieron que le llevara todo ese material para valorar la posibilidad de un disco, hacer una selección.
Vamos a los discos que tienes en mente...
–Tengo uno que debe concretarse pronto, con David Álvarez (su productor) y las canciones de Sindo Garay, con un repertorio de 20 temas, porque cuando uno escucha te enamoras más de esas canciones, sobre todo de las que no conoces; la gente piensa que ha escuchado a Sindo y no es así, porque tiene una obra impresionante que no está inscrita. He tenido que aprenderme una cantidad de temas que no sabía que existían, y me impresionan cada día más. Estamos enfrascados en ese trabajo con La Ceiba, sello de la Oficina del Historiador de La Habana, que fue Magda Resik que me vio un día en un lugar y dijo que yo era la voz de Sindo Garay. Pensé que se había equivocado, pero me insistió en que lo cantara.
Con Bis Music he conversado para grabar el disco con las cosas que normalmente hago. Quiero que sea más lento, con temas nuevos que canto mucho y nunca he grabado; por ejemplo, uno que hago con mi padre que se titula A tu lado, de Mario Dali. Hay otro de Amaury Gutiérrez: Un amor espiritual. No me aferro a ningún compositor, tomo de aquí y de allá, los busco por ahí –aunque puedo tocar puertas–, tú sabes que yo he grabado mucho a Raúl Torres, y hay muchos de sus temas aún sin grabar, hay otros temas de Kelvis Ochoa (tengo dos guardados, reservados, preciosos).
¿Nunca ha bajado la musa de la composición?
–No, no sé cuándo bajará, a lo mejor algún día, puede que sí o que no. Yo creo que no me hace falta (risas). Bueno, un día empecé a escribir una guarachita pero la dejé por ahí, no le hice caso, habla del trabajo que cuesta para lograr algo, pero al final lo puedes lograr.
Ya en el plano más personal, ¿cómo es Lynn en su casa?
–Soy muy dedicada a mis hijos y a mi esposo Hernán, con el que llevo 12 años de matrimonio. Duermo muy poco, es una herencia familiar tal vez, de madre y padre, yo sirvo para la madrugada, ah, y cocino muy bien, ¡me encanta!
Al margen de la música, ¿qué otra manifestación artística te cautiva?
–La danza, tengo esa frustración. Me hubiera gustado ser bailarina, no de ballet sino de danza contemporánea, de baile español (flamenco) y estoy tratando de buscar un tema para cantar el flamenco pero con la onda moderna como lo hace Alejandro Sáenz o Rosario Flores.
Todo artista tiene una filosofía de vida y de trabajo. ¿Cuál es la tuya?
–No es la que estoy llevando ahora. Pienso que todo artista debe seguir sus propios pasos y, en mi caso, nacida en la cuna de un músico, tras haberme debatido entre la flauta y el canto, debo guiarme o dejarme llevar por el corazón, soy muy sentimental. Mi filosofía es puro corazón: ¡Yo canto por amor al arte!
El fuego está presente en todo lo que escribo
Roberto López Moreno*
robertolm2007@yahoo.com.mx
Soy hijo de Rita María Moreno Clemente y Ranulfo López Paz. Nací en esta cuna de fuego hace 71 años, por eso el fuego está presente en todo lo que escribo. Soy autor de una propuesta poética denominada Poemuralismo, que se basa en un ángulo recto figurado que forma el reptar de la iguana y el zigzagueo aéreo del colibrí, fauna auténticamente nuestra, latinoamericana.
La iguana en su reptar mide la Tierra y el colibrí crea con la sabiduría de la iguana, el vuelo de la imaginación. La iguana es pues la línea horizontal y el colibrí la vertical. El ángulo que forman es la cultura latinoamericana.
Mis paisanos sostienen que Huixtla quiere decir: "Lugar de espinas" yo he afirmado y publicado en la revista de la UNAM, que Huixtla quiere decir: "Tierra de los colibríes". ¿Argumentación? Los antiguos mexicanos le designaron a nuestra tierra como símbolo una espina de maguey; atención, una espina de maguey en una tierra en donde no hay magueyes. Para ellos, religiosa y poéticamente hablando, la espina de maguey representaba el pico del colibrí. Entonces, etimológicamente, Huitzi sería: "Espina que vuela", así le llamaban al colibrí, y con Tlan sería: "lugar de los colibríes.
De esta tierra soy, del "Lugar en donde abundan los colibríes" o si mejor se quiere: de "La Tierra del Colibrí".
Mi amor por esta tierra ha sido tan grande que suma 71 años de pasión, 71 años del fuego del que mínimamente soy parte. Toda mi vida la he dedicado con pasión a la combustión de esta llama. Por eso ahora acepto y asumo con orgullo que la Casa de la Cultura lleve mi nombre a partir de hoy.
Hoy es el día en el que el sol me da su verdadero bautizo. Agradezco a quienes han hecho posible esta dicha, a la directora de la Casa de la Cultura, Malena Bustillo de la Rosa y a demás autoridades municipales y estatales, así como al ingeniero Roberto Domínguez Castellanos, rector de Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, quien se ha comprometido, este último, a restituirle a Huixtla el domicilio original de la Casa de la Cultura, muchas gracias por tan digna decisión; muchas gracias a mis paisanos todos que han sido motor de mi inspiración y de estos logros.
Hace un puñadito de años, en un 25 de diciembre, las cenizas de mi madre fueron depositadas por su voluntad en las corrientes del río de Huixtla al que ella tanto amó. Me acompañaron en la empresa los miembros de mi familia que viven aquí, mi tío Gilberto Moreno, mis primas Teresita y Margarita. En la presencia de ellos no sólo latía la presencia de mi madre, sino la de los dos Huixtlas, el que ya no vivimos, el que nos cuentan los mayores, y el de estos tiempos que nos alumbra las sienes. Tanta riqueza representó en esos momentos la familia Moreno, mi familia acompañándome en un acto de tanta trascendencia. Hoy, 13 de diciembre del año 2013 adivino un rumor que viene del río y adivino también que es ella, que me vino a acompañar en este momento de regocijo, que esa parte que murmura en mi cerebro y en mi corazón es mi madre, la chiapanequísima Rita Moreno, quien nos vino a acompañar en este acto. Qué bueno madre que estás entre nosotros.
La presencia de mi madre, así materializada por mí, me vino a decir que esto se lo contara a ustedes, aunque ustedes ya lo saben también por su parte; ¿qué?, que Chiapas, que nuestro Huixtla, que nuestra tierra de colibríes, flor en llamas, son inmortales y que nosotros, huixtlecos furibundos, estamos viviendo una luminosa parte de esa inmortalidad.
Muchas gracias.
*Palabras que pronuncié el 13 de diciembre durante el acto en el que se impuso mi nombre a la Casa de la Cultura de mi ciudad natal, Huixtla, Chiapas, México.
Navidades
Teresa Gurza
teregurza03@yahoo.com
Algunos diarios han publicado fotografías chistosísimas de infantes berreando de miedo, porque los tiene cargados Santa Claus.
Y un cable informa que en comercios de Londres, fueron instalados Santas con dizque detectores de mentiras para obligar a los niños, a contarle la verdad sobre su comportamiento en el año.
¡Pobres niños. Todo lo que se hace en su nombre!
Fuera de la linda y enorme reunión que el día de los Santos Inocentes hacía la parte Gurza de mi familia, para rifar los "santos patrones" que a cada quien cuidarían durante el año, de chica me daban mucho susto estas fechas.
Que iniciaban cuando semanas antes de Navidad, el Niño Dios llegaba al jardín de mi casa a recoger nuestras cartas entre brillantes estrellas y rayos de luz, nubes de hielo seco y globos de gas.
Y en Nochebuena los juguetes pedidos aparecían en medio de un apagón, olores santos, resplandores celestiales y frases paternas como "Yaaaa hueeele a Niño Dios… ¿Lo vieron? ¡Salgan y a lo mejor lo alcanzan!".
Creo que nunca he caminado tan despacio, para evitar encontrármelo; sobre todo, el año en que precisamente la mañana del 24 se murió de meningitis y en pocas horas un hermanito.
Pero eso era nada, comparado con el día de Reyes.
La cosa empezaba con los primos reunidos en casa de una tía soltera y muy buena persona, que ponía un nacimiento espeluznante que ocupaba varios cuartos y estaba hecho con figuras de cera palidísimas y ropas suntuosas que los mayores admiraban conmovidos, mientras los niños tratábamos de no acercarnos a la zona del Rey Herodes y sus soldados, que con espadas gigantes degollaban bebés ensangrentados.
Luego jugábamos lotería, divertida y con premios; pero que a cada rato se interrumpía con murmullos "no tardan, ya están cerca, ya se oyen los cascos, veremos a quien le traen un ladrillo por mal portado y a quien dulces".
Así seguíamos, hasta que se oía "Reyes Santos, Santos Reyes háganos buenos, háganos santos…" y llegaban en cuerpo y alma los tres reyes y sus respectivas cabalgaduras, que los papás alquilaban en algún circo.
Y uno de los tíos Orvañanos les iba echando incienso, mientras lentamente se paraban frente a cada niño… un espanto… que terminaba con los adultos emocionados y nosotros lívidos y con ganas de hacer pipí y salir huyendo.
No entiendo cómo teniendo esa vivencia de años, mis hermanas siguen repitiendo el numerito para sus nietos.
Claro que hay muchísimo peores experiencias navideñas que las mías; sobre todo cuando son ocasionadas por el consumo excesivo de alcohol común en estas fechas.
Según la Organización Mundial de la Salud, México tiene el índice más alto de alcoholismo, con la consecuente dosis de accidentes, discapacidades, lesiones y violencia familiar.
Y como la impunidad perpetúa el círculo, actualmente la mitad de las mexicanas ha sufrido algún tipo de vejación.
Ejemplo de esta estadística es María Virginia Ortiz Monroy, quien estaba rellenando bolsitas de aguinaldos para el DIF municipal cuando llegó borracho su esposo el señor alcalde, y a golpes le fracturó la mandíbula.
Y a lo largo del año supimos de otros políticos que no se midieron en golpizas y declaraciones.
Ahí están los legisladores cafres, que agarraron a patadas equipo y mobiliario en "protesta" por la reforma energética, y a quienes debe obligarse a pagar lo destruido.
Negativo sería por el contrario, castigar a los pobres tipos que robaron el material radiactivo o trataron de venderlo como chatarra; porque ahí, la responsabilidad es de las autoridades que permitieron recorriera kilómetros y kilómetros, sin precauciones.
Y entre los que no miden palabras, destaca el panista senador Cordero que quiere que en lugar de criticar a los políticos pensemos en su generosidad y sacrificio al trabajar por el país.
Tanto se sacrifican por nosotros los magistrados del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del DF, que para compensarse se acaban de dar un "estímulo anual" de 496 mil 480 pesos para cada uno.
Y por lo mismo, los diputados federales se embolsaron 450 mil pesos esta semana de exagerados aguinaldos para muy pocos y frustración y amargura para 50 millones de compatriotas.
Estoy rogando porque el año entrante hallemos la manera de evitar abusos, para dedicar esos y otros recursos a reducir la pobreza, que según el Banco de México –luego de dos sexenios de los buscadores del bien común– es más alta que hace 20 años.
Y pido también con fervor que no haya políticos encuerados, porque aunque por suerte el diputado perredista michoacano quedó en bikini, otro puede ser más audaz y no quiero ni imaginar cómo estará lo oculto, si estaba como estaba lo mostrado.
Nochebuena sin ladrones
Teresa Gil / Libros de ayer y hoy
laislaquebrillaba@yahoo.com.mx
Joe Roberts Poinsett, embajador de Estados Unidos en México, fue uno de los grandes depredadores con los que se ha topado nuestro país a lo largo de su historia, No sólo instigó a Antonio López de Santa Anna –que no necesitaba mucho–, para vender la mitad del país, sino que en el colmo del cinismo, se apropió de uno de los símbolos más preciados de los mexicanos, ¡la flor de nochebuena! Se llevó sus esquejes, la promovió y lo que es peor, le puso su nombre. En ese entonces, por 1828, no había registros, pero hizo que esa flor maravillosa, originaria de nuestro país se conociera como Poinsittia Pulcherrima. Uno de los robos más descarados, como los que se avecinan en fecha próxima. Poinsett, como lo sostiene el Diccionario enciclopédico de México, de Humberto Musacchio, fue el oreja plenipotenciario de James Monroe –cuya doctrina se pretende desaparecer ahora, sin que se eliminen las verdades causas–, para denunciar los movimientos libertarios de Suramérica.
Ése mal bicho se revolvería en su tumba si supiera que la Euphorbia pulcherrima Willd. Ex klotzcch, también llamada Nochebuena, es conocida a nivel mundial como una planta mexicana. Junto con el pavo, otro originario de México, adorna las mesas, en estas fiestas. En el libro La guía ilustrada de plantas ornamentales, edición del Colegio de Posgraduados de la Universidad Autónoma de Chapingo, los especialistas Martha Isabel Torres Morán, Alejandro Velazco Ramírez, Manuel Alejandro Rodríguez Gaytán, Jesús Jacqueline Reinoso Dueñas y María Luisa García Sahagún, presentan a la flor de Nochebuena con toda su magnitud y color, como una de las especies de ornato más significativas, junto con otras 516 especies famosas en Latinoamérica. Un libro portentoso.
La Nochebuena, Cuetlaxóchilt en náhual, es una flor prehispánica que se cree originaria de Guerrero, Chiapas y Oaxaca; significa flor que se marchita. Con la alegoría con la que la presentan los investigadores mencionados, se antoja que pese a los malos momentos por los que atraviesa el país, se conserve perenne. Que no se marchite.
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