viernes, 29 de enero de 2016

Privatizar a la UAP, la política de Díaz Ordaz, Aarón Merino Fernández, José Garibay Ávalos, Mariano Piña Olaya yJuvencio Monroy.

La UAP hace 50 años.
Luis Ortega Morales
Cada vez me queda más claro que tanto los garibayistas en 1966, como los velocistas que dieron el golpe al maestro Malpica en 1989, no tuvieron claridad sobre las consecuencias de su participación y la orientación en favor de la derecha y de la política educativa presidencial, de privatización de las universidades.
        He discutido con muchos garibayistas y estos insisten en su postura de izquierda y se la pasan justificando su actuación y la del garibayismo, combatiendo al Partido Comunista  y en especial al Ing. Luis Rivera Terrazas. Los garibayistas que continuaron participando en el movimiento universitario, reclaman su origen en el grupo de los activistas de 1961 y 1964 y con lo cual insisten en que el garibayismo fue un planeamiento de izquierda. Se apoyan en las acciones de Carlos Martín del Campo y de Julieta Glóckner, quien fue asesinada por su participación en la Liga 23 de Septiembre.
           Gustavo Díaz Ordaz, no le perdonó al rector Manuel Lara y Parra, haber encabezado, junto con el Consejo Universitario el movimiento que derrocó al gobernador Antonio Nava Castillo y orquestó a través del gobernador Aarón Merino Fernández, su caída y el nombramiento de Garibay
El presidente de la República, presentó en su segundo informe de gobierno la propuesta de privatizar a las universidades, por la vía de crear su patrimonio propio, recibir participaciones de la iniciativa privada y que los estudiantes pagaran el costo de su educación. Este planteamiento lo ratificó en la Universidad de Guadalajara.
En la entrevista realizada el 25 de octubre de 1965, con el Consejo Universitario de la UAP, el presidente Díaz Ordaz, planteó su propuesta, seguida de la negativa de incrementar el subsidio. Después se iniciaron las persecuciones.
El rector José F. Garibay, además de golpear a las preparatorias, a Ciencias Químicas, de destruir la Escuela de Física, destituir a los directores de Ciencias Químicas, de la Preparatoria Nocturna, Francisco Arellano Ocampo y de Medicina, Manuel Gil Barbosa, presentó el 28 de agosto de 1966, en la ANUIES la propuesta para la creación del patrimonio universitarios para todas las universidades del país, como lo había señalado en presidente de la república y el cobro de matrícula a los estudiantes.
Ninguno de los garibayistas conoce estas posiciones de su rector, lo que da lugar a concluir que fueron vilmente utilizados por los dirigentes del movimiento garibayista, Julio Glócker, José María Cajica, Gustavo Sarmiento y el rector Garibay, todo orquestado desde la presidencia de la República y operado directamente por el gobernador Aarón Merino Fernández.
             Posteriormente, en octubre de 1968, bajo la convocatoria del gobernador Aarón Merino Fernández y con la participación de la fundación Mary Street Jenkins, los empresarios presentaron el proyecto de Ley del Patronato Universitario, que contenía reformas a la Ley Orgánica, la participación de los empresarios en ese patronato y el pago de colegiaturas de los estudiantes, para cubrir el costo de su educación.
            Esta política que intentó impulsarse en Puebla, fue aplicada con reformas a la Ley Orgánica y que funcionó par varios años, en la Universidad de Sinaloa y de Nuevo León.
Los garibayista y los activistas que se involucraron activamente, fueron directamente responsables de las atrocidades acometidas por la administración garibayista y de impulsar estas políticas privatizadoras de la educación superior y en la UAP.
En el caso de los velecistas y de los  ex comunistas Jorge Méndez, Enrique Condés, Agustín Valerdi, José Doger, Arturo Loyola, Alfonso Yáñez y muchos otros que dieron el golpe al maestro Malpica,  todavía hasta la fecha se presentan con careta de izquierdistas, argumentando que el golpe al rector Malpica fue resultado de su incapacidad, de su negligencia para aceptar la política educativa del gobierno, de su activismo para exigir incremento de subsidio y de su política, que todos ellos llamaron "populista".
Además de que los resultados de la aplicación de esa política, ha sido la entrega de la administración universitaria al gobierno priista y panista, el nombramiento de rectores empresarios y el uso de la estructura universitaria al servicio de candidaturas a cargo de elección popular por parte del PRI, el fortalecimiento de la universidad neoliberal y sobre todo la drástica reducción de la matrícula, que ha implicado la negativa de aceptar a más de 30 mil jóvenes anualmente y destruir sus esperanzas de superación, este movimiento golpista sirvió para insistir y pretender la privatización de la UAP, por medio de la formación del Patrimonio Universitario, con participación de los  empresarios, que en su tiempo impulsó el presidente Díaz Ordaz.
El 16 de enero de 1980, el gobernador Mariano Piña Olaya retomó como política hacia la UAP -y con lo que, el impuesto rector interino, Juvencio Monroy, estuvo de acuerdo-, la formación del patrimonio universitario, con la participación de los empresarios y que obligara a los estudiantes a pagar el costo de su colegiatura.
Todos estos golpistas, muchos de ellos ex comunistas que aún siguen participando con careta de izquierdistas, participaron activamente en el golpe contra el maestro Malpica, sin tener un conocimiento claro de las verdaderas intenciones de ese golpe y de la activa participación del gobernador Mariano Piña Olaya, con el cual negociaron todos estos dirigentes golpistas.
        Los garibayistas, así como  los velecistas que participaron en el golpe contra el maestro Samuel Malpica, deben asumir su responsabilidad -por su participación dirécta y apoyo- de la actual situación de entrega de la UAP al gobierno y a la política educativa neoliberal y privatizadora de la educación superior en México.

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