■ ALTERNATIVA ECONÓMICA
La privatización creciente en la economía no se ha traducido en mayor crecimiento
Publicado por Arturo Huerta González
El presidente Enrique Peña Nieto en un discurso el 21 de junio, puso énfasis en el desarrollo de la economía nacional que se ha dado gracias a las inversiones del sector privado y se comprometió a "redoblar esfuerzos para que en el último año de su gobierno se incremente la inversión privada en el país". Si observamos los datos del Inegi, para ver el comportamiento de la inversión privada y que tanto ha contribuido al desarrollo económico del país, encontramos que del primer trimestre de 2013 (inicio del presente gobierno), al primer trimestre de 2017, la inversión privada en términos reales, muestra un crecimiento de 2.4 por ciento promedio anual, y el crecimiento de la actividad económica nacional (Producto Interno Bruto) ha sido de 1.7 por ciento promedio anual. El crecimiento de la inversión privada, a pesar de las reformas estructurales de privatización y extranjerización de la economía, no ha sido de una magnitud que incremente la capacidad productiva, la dinámica económica y la generación de empleo. El gobierno ha dejado de invertir, para abrirle espacios a la inversión privada. La inversión pública tuvo una caída de 6.4 por ciento promedio anual y el consumo del gobierno, creció en 1.4 por ciento promedio anual. Ello refleja la disminución de la presencia del Estado en la conducción de la actividad económica. Contrae fuertemente su inversión, y tiene bajo crecimiento del gasto corriente de consumo, por lo que deja la dinámica económica al comportamiento del sector privado, como de las exportaciones. El sector privado por si solo es incapaz de impulsar el crecimiento económico. No contrarresta la caída de la inversión pública, y del bajo crecimiento del gasto público, evidenciando qué sin éstos, no hay crecimiento de demanda que estimule la dinámica de la inversión privada para impulsar la economía.
El consumo privado de familias ha crecido en 1.7 por ciento promedio anual, al mismo ritmo del Producto Interno Bruto, por lo que no ha jugado un papel impulsor del crecimiento, ya que depende del gasto e inversión pública, y del comportamiento de la economía en su conjunto. En un contexto de alta economía informal, de bajos salarios, creciente desigualdad del ingreso, el consumo privado mantiene bajos niveles de crecimiento, lo que frena la demanda y la actividad económica, por lo que se mantienen el subempleo y los bajos salarios, siguiendo el círculo vicioso en que nos encontramos.
Lo que ha llevado a la inversión privada a crecer por arriba de la inversión y gasto de gobierno y del consumo de las familias, ha sido el crecimiento de las exportaciones de bienes y servicios, que lo han hecho a 5.7 por ciento promedio anual en dicho periodo. La inversión privada crece para exportar, no para producir para el mercado interno, el cual está restringido por las razones antes mencionadas. Ante el panorama de las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y la posición de Estados Unidos de mejorar su balanza de comercio exterior, que los llevará a restringir importaciones (nuestras exportaciones) e incrementar sus exportaciones (nuestras importaciones), afectarán las ventas de las empresas ubicadas en el país, así como sus decisiones de inversión, por lo que la economía verá restringida más su crecimiento económico.
El mismo 21 de junio, el secretario de Hacienda señalo que "con las licitaciones de las rondas petroleras producto de la reforma energética, México ha logrado el mayor compromiso de inversión que ha visto en su historia, por un monto de más de 81 mil millones de dólares".
Resaltó que en el día anterior "con la primera convocatoria de la Ronda 2.1, se generó un compromiso de inversión de más de 8 mil millones de dólares en los campos de hidrocarburos que se licitaron". A pesar del discurso oficial de que "México sigue llamando la atención del mundo, que los espacios de apertura que hemos venido construyendo se traducen en inversión", el problema es que los hechos no lo demuestran. Algunas de esas inversiones venderán en el mediano y largo plazo, pero se ubicarán en el sector petrolero, que demanda insumos y maquinaria importada, por lo que su crecimiento no irradiará sobre el resto de la economía. Además, los mayores recursos generados, no serán del gobierno, sino sobre todo de tales empresas. La capacidad para atraer inversión extranjera no petrolera, se reduce ante los obstáculos a las exportaciones que Estados Unidos colocará en el TLCAN, y dicha inversión no viene a producir para el mercado interno, debido a que éste está contraído, y aparte lo surte a través de las exportaciones desde su país de origen, dada la apertura comercial.
Si Peña Nieto quiere "redoblar esfuerzos para que en el último año de su gobierno se incremente la inversión privada en el país", tendría que dinamizar el mercado interno, lo que requiere mayor dinamismo del consumo público y privado, como de la inversión pública. Es decir, tendría que trabajar con gasto público deficitario, y aumentar empleos y salarios, y así la demanda para que el sector privado decida invertir más. Además, para evitar que esa demanda se vaya a importaciones, tiene que regular la apertura comercial, para generar mercado cautivo para estimular el crecimiento de la inversión privada. Pero nada de ello pasa por la mente del gobierno, por lo que seguiremos con más de lo mismo.
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