Date: Mon, 19 Nov 2012 20:53:46 -0600
Subject: PARA EL DEBATE Proyecto de caracterización del DF.
From: joseluisalonsovargas@gmail.com
To: chelisalba@gmail.com
Camaradas:
Con base en los acuerdos tomados en la reunión del MCM-DF, del día 14 de noviembre pasado, les envío mi propuesta de proyecto de posicionamiento del MCM respecto al gobierno de la ciudad. Lo someto a su consideración para su debate.
Saludos
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Proyecto de pronunciamiento de los comunistas del DF con relación al Gobierno de la Ciudad de México.
Introducción.
La izquierda, o cuando menos la así llamada por los medios de comunicación, ha ganado todas las elecciones que para Jefe de Gobierno se han presentado en el DF. Gobierna en casi todas las delegaciones y ha obtenido en varias ocasiones mayoría absoluta en la Asamblea de diputados local. Esto, que es un hecho trascendental y que habla de una ciudad de izquierda y progresista, representa para los comunistas mexicanos un reto y una preocupación, porque a pesar de este dominio de izquierda, las condiciones para los ciudadanos de la capital no han mejorado mucho en estos últimos 15 años. Por el contrario, existen áreas de oportunidad social en las que esta izquierda no ha podido estructurar una alternativa diferente al modelo neoliberal implantado en el país, antes bien, se han convertido, aún sin quererlo, en un sostén muy importante de este modelo económico, social y político.
Si bien, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) ha construido gobiernos progresistas y mucho más democráticos que sus homólogos de otras entidades, es decir, no caracterizamos a los gobiernos del PRD en la capital como gobiernos neoliberales, pero lo cierto es que los anhelos de una ciudad democrática, de avanzada, cuya economía crece con equidad y mayor igualdad, con servicios básicos de calidad y eficientes, con un sistema de salud y seguridad social, que atienda con calidez y calidad a sus ciudadanos, que fomente la participación ciudadana sin interferencias clientelares y corruptas, está aún lejos de conseguirse.
A pesar de que la lucha de las corrientes al interior del PRD desató muchas lecturas políticas en el sentido de que tendría problemas para, si no perder la Jefatura de Gobierno, cuando menos sí algunas Delegaciones y diputaciones locales, el triunfo arrollador del candidato del PRD (aunque no militante de él), Miguel Ángel Mancera Espinosa, así como la conquista de 14 de 16 delegaciones y la mayoría en la Asamblea del DF, en el proceso electoral del 2 de julio, colocó a este partido, principal fuerza de la llamada izquierda institucional o electoral, en un proceso nuevo, caracterizado por: mantener los programas que hasta ahora le han dado resultado y le han garantizado una clientela electoral sólida e inamovible o profundizar en un modelo de auténtica izquierda para diferenciarse de una vez por todas del gobierno entrante, mismo que de acuerdo a lo propuesto por el presidente electo y los dirigentes del PRI, profundizará el modelo neoliberal.
La salida de su principal referente político, Andrés Manuel López Obrador, hacia la formación de un partido que le hará competencia, así como la lucha interna que se avecina por la presidencia del partido, y por último, el origen, el estilo y las propuestas del futuro Jefe de gobierno, no parecen favorecer una apuesta por radicalizar posiciones e intentar ajustes a programas, que si bien han dado resultado, también parecen presentar severos síntomas de agotamiento.
La capital del país ha expresado desde hace muchos años una clara vocación progresista, simpatizando incluso con algunas posiciones de izquierda. Esto ha permitido que se haya avanzado en la consecución de un proyecto social diferente, sin embargo para los comunistas del Distrito Federal agrupados en el Movimiento Comunista Mexicano, el camino hacia la construcción de una ciudad con justicia social, equitativa, igualitaria y solidaria, no se ha consolidado y comienza a presentar serios obstáculos.
Es preciso por tanto, realizar un posicionamiento político ante la llegada del Dr. Miguel Ángel Mancera Espinosa al gobierno de la Ciudad, un posicionamiento que reivindique las aspiraciones más sentidas por la mayoría de los habitantes de la ciudad y que coadyuve para la construcción de un modelo social, económico y político que permita avanzar hacia un proyecto de ciudad y de gobierno en donde se expresen y realicen las demandas de justicia social, crecimiento económico con equidad, combate a la pobreza, ampliación de las libertades democráticas, participación democrática ciudadana sin cortapisas ni represión, fomento de la autogestión ciudadana como forma de participación en la gobernación y la gobernabilidad de la ciudad, combate a la corrupción y la opacidad.
El primer gobierno de izquierda: la esperanza de un futuro luminoso.
Desde que la izquierda participa legalmente en los procesos electorales, es en la ciudad en dónde ha obtenido el mayor número de votos. En el proceso electoral de 1979, bajo el contexto de la reforma electoral y la primera ley electoral (COPIFE), el Partido Comunista Mexicano (PCM), logró una votación cercana al 7% a nivel nacional, pero fue en la ciudad de México en donde logró una importante cantidad de votos, lo que le permitió tener una fracción de diputados en el congreso y constituir una fracción de izquierda comunista en la Cámara.
Asimismo, la votación en la ciudad permitió al Partido Revolucionario de os Trabajadores (PRT) obtener su registro. Esta votación y la inclinación de los ciudadanos por la izquierda no ha sido gratuita. Como producto del movimiento del 68 y la represión contra éste y contra la manifestación del 10 de junio, los habitantes de la capital guardaron la semilla de la rebeldía. Los comunistas e importantes grupos de izquierda hemos realizado un trabajo continuo y esforzado en las comunidades, en las fábricas, en las colonias y los barrios y pueblos de la capital. La izquierda construyó combativas organizaciones vecinales que demandaban servicios, empleos, seguridad social, libertades democráticas y sobre todo un régimen que reconociera los derechos políticos de sus habitantes, cercenados por el autoritarismo y el centralismo priista.
Con la desaparición del PCM, los partidos que le sucedieron (PSUM, PMS) siguieron cosechando votos en la capital del país, pero su ausencia en los colonias, barrios y pueblos fue disminuyendo en la medida en que se cambiaba, con cada cambio de nombre y composición de los partidos, la ideología, la filosofía y los métodos del trabajo entre las organizaciones ciudadanas. Si bien organizaciones independientes y grupos como el PRT y otras agrupaciones de izquierda continuaron el trabajo de organización ciudadana, no fue sino hasta 1988, con la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas a la presidencia de la República a través del Frente Democrático Nacional, cuando la izquierda vuelve a reposicionarse en la ciudad capital.
Pero no fue hasta 1997, diez años después y como producto de la reforma política, importante pero limitada y acotada a la elección de un Jefe de Gobierno pero con "delegados" en las demarcaciones administrativas de la capital, que se logró que los ciudadanos del DF pudiéramos elegir a nuestros gobernantes. En ese proceso, la izquierda, ya como Partido de la Revolución Democrática (PRD), una vez disuelto el Frente Democrático Nacional, conquistó la capital con Cuauhtémoc Cárdenas.
Este triunfo significó una derrota al régimen priista en la misma capital del País y despertó entre los militantes de la izquierda de todas las corrientes, incluidos nosotros, la esperanza de iniciar un camino de transformación social que permitiera demostrar a la población en general, pero en especial a los trabajadores y los sectores más marginados que la izquierda sí tenía un proyecto de ciudad y de Nación diferente al capitalismo.
El PRD se consolidó como opción política y partido, cuando todas las corrientes al interior de ese nuevo partido colocaron a Cuauhtémoc Cárdenas como líder indiscutible. Este liderazgo indiscutido, además del posible acceso a gobiernos, congresos y puestos en la burocracia, lograron la unidad interna que les permitió ganar la elección en el D. F., y convertirlo en un bastión fundamental del perredismo a nivel nacional.
Adicionalmente a este proceso político al interior del perredismo, se dio otro parecido al interior de las organizaciones de masas que existen en la capital. A través de concesiones, prebendas y permisos al por mayor, líderes de comerciantes, de colonos y de demandantes de espacios en una ciudad que crecía al galope del "desarrollo estabilizador" y como correa de transmisión para la industrialización, proceso que requería de mano de obra que la ciudad proveyó a cambio de un crecimiento urbano desordenado, sin condiciones de seguridad social, salud, servicios básicos, etc. este proceso generó una masa cautiva de votos segura para el PRI, una articulación que funcionaba a través de la concesión de espacios políticos para sus líderes y pequeñas migajas para la población, reparto de despensas durante los procesos electorales, permisibilidad en invasiones de terrenos no aptos para los servicios públicos elementales.
Sin embargo, la conformación del PRD también llegó a los líderes de estos grupos. Así, cientos de organizaciones de comerciantes y colonos, reserva de votos priistas durante años, pasaron a engrosar las filas del nuevo partido, que les garantizaba lo mismo que el anterior régimen: puestos en la burocracia, en las cámaras y el mantenimiento de sus feudos de poder a cambio del voto por los candidatos (sus candidatos) del PRD:
Sin embargo, a pesar de este intenso proceso político, las cosas para los habitantes del DF cambiaron muy poco. Los dos años que duro el gobierno de Cárdenas no sirvieron sino tan sólo para iniciar un proceso de reconstrucción del tejido social. Rosario Robles trabajó en una imagen cosmética de mejoras urbanas y algunos aspectos de la seguridad social y la salud, pero sólo para pavimentar el triunfo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
De la esperanza al pobrismo.
Desde la presidencia nacional del PRD, AMLO trabajó sin descanso para ser el candidato a la jefatura de Gobierno de la ciudad. Sin embargo con la asunción de este nuevo liderazgo, la unidad interna que Cuauhtémoc había logrado se fue perdiendo. AMLO carecía de la altura, el prestigio y sobre todo las formas de hacer política de Cuauhtémoc. Le dio aliento a la división interna que se venía presentando con el surgimiento de las dos corrientes más importantes en la capital. Como ninguno de los dos grupos había obtenido la mayoría de las posiciones en el partido y en la Asamblea local, existía cierto equilibrio en la ciudad, que AMLO rompió.
Aliándose con algunos de los grupos, inicia desde la presidencia nacional del PRD, a la que llegó con el apoyo de Cuauhtémoc, una disputa contra las corrientes formadas a nivel nacional por Jesús Ortega, Zambrano, Acosta Naranjo y Navarrete y a nivel local por René Arce y Peñaloza. Esta situación de encono interno, generó y ha generado los desastres en las elecciones para Presidente Nacional de ese partido. Y también ocasionó que AMLO superara por muy pocos puntos al candidato del Partido Acción Nacional (PAN), Santiago Creel en la elección para jefe de gobierno en el 2000.
Así, apoyado por una fracción del PRD en la ciudad, AMLO inició un camino, desde la jefatura de Gobierno del DF, que lo llevaría a postularse en dos ocasiones como candidato a la presidencia de la República. Lo hizo sobre tres bases fundamentales, control absoluto de la Asamblea, para que el financiamiento y la legislación que necesitaba su proyecto político personal no tuviera obstáculos; control férreo sobre el partido en la capital a través de su propio grupo que actuaba dentro del PRD, pero siempre moviéndose bajo los lineamientos de AMLO (germen de MORENA) y con un férreo control sobre las organizaciones más grandes y fuertes del comercio ambulante y colonos, sobre los que realizó su trabajo social.
El lema que adoptó como símbolo de campaña y de gobierno: "primero los pobres", fue de una gran pobreza ideológica. En realidad la pobreza en la ciudad no disminuyó, no se crearon nuevos empleos, por el contrario disminuyeron en términos reales y aumentó la informalidad, y la economía de la ciudad, al ritmo de la nacional, perdió dinamismo y su participación en el PIB nacional fue disminuyendo, pasando de un 18% en 1996 a sólo 18.5% en 2006, medio punto parece poco, pero para una ciudad de más de 8 millones de habitantes, es importante.
La atención a los grupos vulnerables muy específicos, como los adultos mayores, y las madres solteras, fueron importantes pero limitados presupuestalmente y sobre todo en dinámica de atención y propósito social. Lo más importante es que estos programas no atentaban contra las bases de dominación del capital sobre el trabajo. En todo caso, permitían que la reproducción de la fuerza de trabajo, no recayera en los costos de producción de las empresas, sino que fuera asumido por los contribuyentes a través del gobierno. Por otra parte, AMLO nunca entendió que la ciudad se aproxima al colapso y cimentó su política urbana privilegiando el uso del automóvil, dejando de lado la necesaria reforma del trasporte urbano obsoleto y peligroso.
El discurso "pobrista", fue solo eso, discurso. Las obras, como los segundos pisos, en nada beneficiaron a los pobres que siguieron utilizando los viejos y peligrosos trasportes públicos. Ejerció un férreo control sobre los recursos que la Asamblea destinaba a las delegaciones políticas y acaparó clientelarmente la relación con las organizaciones sociales populares. La conocida sentencia "estás conmigo o contra mí" fue aplicada sin miramientos dentro y fuera del gobierno y del partido, mostrado un perfil muy poco democrático del gobernante.
Sin embargo, consolidó la relación de estas organizaciones con el PRD y le dio la puntilla a lo poco que quedaba del viejo aparato burocrático de control clientelar que el PRI había montado durante años, es decir, durante su gobierno se liquidó en definitiva al PRI en la capital, lo que abrió una nueva posibilidad para el surgimiento de liderazgos alternativos y renovados.
También amplió la base de atención en seguridad social y salud, iniciando un desarrollo de la infraestructura hospitalaria en zonas en donde no existía y la población más desprotegida tuvo opciones que antes no tenía.
Así, en un gobierno de claroscuros, AMLO dejó la jefatura de gobierno, después de tres años, en manos de un incondicional Alejandro Encinas, quién sólo atino a cumplir con la entrega-recepción del gobierno, pero reo de las corrientes que se disputaban la jefatura de gobierno.
Del pobrismo nuevamente a la esperanza o a las concesiones.
En la elección del actual Jefe de gobierno, Marcelo Ebrard Casaubón (MEC), se conjugaron dos factores básicos. El primero fue que AMLO logró imponer la candidatura de MEC a los diferentes grupos y corrientes, mediante la cesión de espacios en la burocracia y algunas jefaturas delegacionales. Por otra parte, a pesar de que MEC derrotó a Jesús Ortega, líder nacional de la principal corriente opositora a AMLO, Nueva Izquierda, AMLO logró un acuerdo con Nueva Izquierda en el D. F., así esta corriente accedió a posiciones en Delegaciones, senadurías y diputaciones tanto federales como locales, a cambio de apoyar la candidatura de MEC.
El gobierno de MEC se ha caracterizado por apoyarse en un modelo de financiamiento, que a través de concesionar obras, e incluso servicios públicos, como la recolección de basura, la lectura de los medidores de agua, etc., ha permitido que importantes consorcios nacionales y extranjeros instalen proyectos de desarrollo en zonas de factibilidad económica desde la cual les permite construir emporios financieros y empresariales en detrimento de la calidad de vida de los ciudadanos en general y de los más desprotegidos en particular.
Se puede afirmar que en el gobierno de MEC se concesionó la ciudad, no se construyó ciudadanos sino clientes políticos, se incrementó la corrupción y se aumentó la opacidad. Esta política es muy funcional al modelo neoliberal, porque las grandes reformas en el modelo económico, en los programas sociales, en el combate a la pobreza, en el combate a la desigualdad, la corrupción y la opacidad se ha avanzado poco, casi nada.
Sin embargo, los comunistas no caracterizamos a este gobierno como neoliberal, en todo caso es un gobierno progresista, no de izquierda. A pesar de los obstáculos desde el gobierno, los grupos organizados de la sociedad civil han impuesto una agenda progresista. La legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, los matrimonios entre personas con diversidad sexual, la universalización de los servicios de salud, entre otros, colocan, sin lugar a dudas, a la Ciudad de México como una de las urbes latinoamericanas más de avanzada y más progresista. Sin embargo, no podemos obviar los principales temas sobre los que el gobierno de MEC avanzó poco. A continuación haremos una breve referencia a los principales.
Inseguridad ciudadana e impunidad.
Tanto en las encuestas de opinión como en las respuestas de los grupos de enfoque, que instituciones y organizaciones civiles han realizado durante el sexenio de MEC, la inseguridad es el problema de mayor preocupación entre los ciudadanos de la capital de todos los niveles socioeconómicos. Según el resultado de las últimas encuestas, el 52% de los capitalinos considera que la atención a la inseguridad deberá ser prioridad principal del próximo gobierno del Distrito Federal.
A pesar de que los datos que proporciona la Procuraduría General de Justicia del DF (PGJDF) indican que la situación en la Ciudad es relativamente privilegiada con relación a lo que sucede en otras entidades del país, la inseguridad en la capital es un hecho que todos los días constatan sus habitantes.
De acuerdo con los informes del Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Nacional, durante el período 2006-2012, en la capital la incidencia delictiva paso de 149,273 delitos totales en 2006 a 195,530 en 2012, es decir un 30.9%, mientras que a nivel nacional el crecimiento de delitos fue de sólo 16%, en el mismo período.
El robo a transeúnte experimento el mayor crecimiento (39%), le siguieron, el robo a casa habitación y a negocios (24%), la mayoría sin violencia y robo de vehículos automotores (7.5%), delitos que impactan directamente en la percepción de inseguridad ciudadana. Es decir, en la capital del país existe un problema de inseguridad que el gobierno de MEC se empeña en negar y ocultar.
La percepción ciudadana es negativa en cuanto a la calidad y eficiencia de los servicios que sobre este rubro proporciona el gobierno de la ciudad. Según la Encuesta Nacional Sobre Inseguridad 2010 (ENSI-7), del INEGI, el 46% de los ciudadanos que denunciaron el delito del que fueron víctimas, afirman que recibieron un trato malo y muy malo por parte de los responsables de la agencias del ministerio público. Los ciudadanos de la capital tienen una percepción alta de que los miembros de los cuerpos de policía son corruptos.
La percepción ciudadana negativa y las cifras duras de la incidencia delictiva en el Distrito Federal indican que las políticas seguidas por la autoridad local no han sido tan exitosas como presume el gobierno local.
Es un hecho constatable que los gobiernos del PRD no han podido renovar la estructura de corrupción y de mafia que se ha enquistado en las corporaciones de seguridad pública y procuración de justicia, la llamada "hermandad" de la policía sigue imponiendo su ley, como a diario lo constatamos los ciudadanos en las calles de esta ciudad.
Desempleo, informalidad y pobre desarrollo económico.
El ritmo de crecimiento económico en el Distrito Federal ha mostrado un decrecimiento en los últimos diez años, en 2000 la participación del Distrito Federal en el PIB nacional era del 18.5%, pero para el 2010 cayó a 18.0%, perdiendo medio punto porcentual, según datos del Censo de Población y Vivienda, 2010.
La capital del país es una ciudad de servicios, ya que la mayor participación del PIB se encuentra en ese sector con el 25.4% del total, el sector secundario tiene una participación del 8.2% y el primario participa sólo con el 0.3%.
La tasa de participación económica de la población de 12 años y más ha crecido, entre 2000 y 2010, pasando de 54.6 a 56.7 en 2010, apenas 2.1 puntos porcentuales en diez años. Así la tasa de ocupación entre 2010 y 2011 sólo creció nueve décimas, pasando de 92.0 a 92.9 respectivamente.
La PEA que recibe salario también ha experimentado crecimientos negativos, en los últimos diez años. En 2000, la población asalariada era de 72.8% de la PEA. En 2010 el porcentaje de asalariados llegaba al 69.9%. En 2010, la PEA es de 4.3 millones de personas. De este total el 7.1% está desempleada y el 7.6% está subocupada. De la PEA ocupada el 51.4% recibe de uno a tres salarios mínimos.
Como consecuencia de la desaceleración de la dinámica económica en el Distrito Federal, situación que se agravó durante 2009 producto de la crisis financiera, el gobierno de la Ciudad no ha logrado estructurar políticas públicas que incentiven las actividades productivas en ella. No ha podido producir los más de 200 mil empleos anuales adicionales que se requieren para satisfacer la demanda del mercado laboral, lo que arroja a miles de sus habitantes a la informalidad, al desempleo y la pobreza.
Lo anterior explica por qué el 42.5% de las unidades económicas del DF, sean micronegocios. También explica el hecho de que cerca del 30% de la PEA ocupada carece de prestaciones laborales, como acceso a los servicios de salud, derecho a la pensión, remuneraciones anuales, etc.
El crecimiento de la informalidad lo constatan las cifras, pero este fenómeno no sólo se refiere al crecimiento del comercio en calle, y la proliferación de pequeño y micronegocios, sino también a profesionistas, diseñadores, artistas, productores, que se ven obligados a prestar sus servicios en condiciones adversas, sin contratos y con salarios poco dignos.
Movilidad atrofiada e insuficiencia de transporte colectivo.
En la Ciudad de México, producto de su crecimiento anárquico, del parque vehicular de baja capacidad que es predominante, de la parálisis en las redes viales, el envejecimiento del parque vehicular, la desarticulación de la estructura de servicio modal, así como la insuficiencia y mal trazo de la red de transporte público operado por el Gobierno del Distrito Federal, se ha atrofiado severamente la movilidad de los capitalinos, generando impactos ambientales severos, deterioro de la calidad de vida e incremento en el gasto en la movilidad de los habitantes de la ciudad, obviamente de los sectores más desprotegidos.
Los llamados Centros de Transferencia Multimodal (CETRAM) concebidos originalmente para agilizar el transbordo rápido y seguro a los usuarios de diferentes modos de transporte, se han constituido en puntos saturados, donde se concentra una aguda problemática vial, urbana, social y económica.
Los CETRAM en la actualidad atienden a cerca de 4 millones de usuarios al día, cuando se diseñaron para atender a 2.5 millones/día. Como en su diseño no se previó un crecimiento de tal magnitud, tienen un déficit de espacios para prestadores y usuarios. La anarquía es tal que en las horas pico los congestionamientos que generan, producen niveles de contaminación altos, incrementan accidentes viales y causan molestias a los usuarios y los vecinos a ellos.
Por otro lado, la red vial en el DF tiene una longitud de cerca de 9 mil kilómetros, de los que sólo el 10% están catalogados como vialidad primaria. De ellas hay apenas 147 kilómetros de acceso controlado. Los 8,000 km restantes corresponde a la red vial secundaria. Esta estructura vial, en su conjunto, presenta una serie de deficiencias por falta de mantenimiento así como por el surgimiento de conflictos provocados por su discontinuidad y fragmentación.
En la Ciudad se desarrolla casi un tercio de la actividad económica nacional y demandan movilidad y transporte más de 8 millones de habitantes y casi 18 si se considera la ZMVM. En esta gran urbe se realizan en promedio casi 31 millones de viajes persona/día, en una red vial saturada y atrofiada, con sistema de transporte poco funcionales y desarticulados, con una columna vertebral deformada y obsoleta, en donde se presenta un incremento incesante de automotores de baja capacidad y privados.
Descuido ambiental y escasez de agua.
En la ZMVM la quema de combustibles genera la mayor proporción de la emisión de los Gases de Efecto Invernadero (GEI). Según el inventario de emisión 2008, los vehículos automotores generan el 44.2% de las casi 51.5 millones de toneladas de GEI que se producen anualmente en la capital. El combustible preponderante es la gasolina.
Del total de vehículos motorizados, 95% utiliza la gasolina como combustible y genera el 77% de las partículas asociadas con la contaminación del aire. Al año se producen en la ZMVM 946,733 toneladas de contaminantes al año, de ellas el 31% corresponden al Distrito Federal y el 66% al Estado de México, básicamente a la zona conurbada con la capital, es decir la Zona Metropolitana. Es en los municipios conurbados, por tanto en donde se genera la mayor emisión de Gases de Efecto Invernadero.
La concentración de emisiones en la capital es mayor producto de la depresión orográfica que presenta, en donde los contaminantes chocan con el macizo montañoso del sureste, y la circulación del aire no es suficiente para limpiar la atmósfera. Por esta razón, primordialmente, el Distrito Federal se calienta en promedio, a una tasa mayor que la del promedio mundial.
El incremento del parque vehicular particular, el deterioro de las vialidades y la ausencia de programas de alcance metropolitano eficientes y eficaces, contribuirá gradualmente a ahondar la problemática de la calidad del aire en la ciudad, poniendo en riesgo la calidad de vida de sus habitantes.
Por otro lado, el cierre del Bordo Poniente, detonó un problema latente, anunciado, diagnosticado y acuciante para el desarrollo de la vida de sus habitantes: el grave problema de la basura, su recolección y tratamiento. Las fotos con la basura llenando las calles de la ciudad y cubriendo monumentos históricos como el Hemiciclo a Juárez, que el año pasado dieron la vuelta al mundo, poniendo en duda la calificación internacional otorgada al jefe de gobierno de la ciudad, son evidencia de la ausencia de una política de manejo eficiente de residuos.
Este es otro de los problemas para los que no parece tener una respuesta eficiente la actual administración pública. La gestión de los desechos sólidos no pasa sólo por su recolección, sino que es un fenómeno multifacético. Abarca la separación, recolección, transferencia, almacenamiento, tratamiento, reciclaje, e involucra participación ciudadana, infraestructura, recursos humanos y materiales, logística de transporte, tratamiento del gas metano, etc.
La concentración de la población y la intensidad de actividades económicas en la ZMCM, ha provocado una gran concentración de producción de basura. La cifra, según cifras oficiales oscila entre 2,660 a 3,500 toneladas recolectadas diariamente en la ZMCM, 1,200 aproximadamente se recogen en la vía pública.
La Ciudad carece de espacios apropiados para recibir, almacenar y tratar la basura. En este, como en infinidad de asuntos, la coordinación y las políticas metropolitanas es un asunto central. Los acuerdos deben ser amplios, no sólo tratarlo con las autoridades del Estado de México, sino abrir las posibilidades con Morelos, Hidalgo, Puebla. Para lo cual es preciso la realización de estudios y proyectos de alto impacto ambiental, de costo-beneficio, de costo de oportunidades, tanto para la zona productora de desechos, como para la receptora.
Por lo que se refiere a la escasez del agua, dada su ubicación geográfica, los habitantes de la ciudad han enfrentado, a lo largo de su historia, una relación problemática con el recurso hídrico. La capital ha pasado por etapas de abundancia y problemas con su manejo, que se reflejaron en inundaciones que han quedado en la memoria histórica de todos, hasta la escasez del recurso, que ha colocado a los habitantes de muchas regiones de la capital en condiciones de vida muy difíciles.
La paradoja que vive actualmente la ciudad de México radica en que su riqueza freática marca el destino de su escasez. Es decir, la escasez de agua no es natural, está relacionada con la sobre explotación del manto acuífero del sureste de la capital y la ausencia de un eficaz tratamiento de las aguas pluviales y residuales.
El abasto de agua para la ciudad adquiere graves dimensiones, si tomamos en cuenta las disponibilidades del líquido y su distribución per cápita. La variación de disponibilidad natural media per cápita ha disminuido de 1950 a 2005 más de un 24%, al pasar de 17, 742 (m3/hab/año) en 1950 a sólo 4,288 (m3/hab./año) en 2008.
Para 2011, la disponibilidad media per cápita ascendía a 459, 351 millones de m3/año, de ellos para el Valle de México sólo correspondía un 7%. De la disponibilidad natural media per cápita nacional (4,288 m3/hab./año), sólo 165 m3/hab/año, (3.8%) correspondían al Valle de México. Por lo que corresponde a la captación de aguas residuales, mientras que a nivel nacional ascendía a 378,530 mill.m3/año, para el Valle de México la cifra llegaba sólo a 1,174 mill.m3/año, es decir, un 0.3%. y la recarga de acuíferos, la media total nacional ascendía a 80,822 mill.m3/año, en el Valle de México la recarga sólo llegaba a 2,340 mill.m3/año, el 2.9%, del total.
De acuerdo con especialistas, la sobre explotación del manto acuífero del Valle de México es de más del 35%, por lo que se necesitan realizar perforaciones cada vez más profundas para extraer el vital líquido. Asimismo, los hundimientos regionales son del orden de 15cm/año, aunque en algunas regiones llega hasta los 40cm/año, así los hundimientos y fracturas del terreno generan fragmentaciones en la red que abastece a los hogares, por lo que se puede estimar que por las fracturas en la tubería, las fugas de agua son enormes.
Por otra parte, en muchas delegaciones de la capital, la red hidráulica es obsoleta, y se producen constantes roturas y perforaciones en ella, ocasionando también fugas de agua en el subsuelo, que no se ven, pero que son importantes.
El caso de Iztapalapa es emblemático, porque a pesar de que presenta un crecimiento poblacional positivo, las reducciones del abasto son importantes y recurrentes, llegando a extremos de ausencia de dotación por días o incluso semanas. Ante la situación descrita, no se puede hablar más que de ineficiencia, ineficacia, es resumen una mala, se diría pésima administración en la recolección, tratamiento y abasto de un elemento que se constituye en vital para la vida humana.
Según estimaciones de la Comisión Nacional del Agua, para el 2030 la disponibilidad natural media per cápita para el Valle de México se reducirá a sólo 127 m3/hab./año, un 23% menos que al abasto personal actual. Así, ante un manejo ineficiente de las recargas de los acuíferos y la recolección de aguas residuales, adicionalmente a la reducción del abasto per cápita estimada, y las fugas constantes por la fractura de tuberías, la situación para los capitalinos se podría volver catastrófica.
Desorden urbano y anarquía en los espacios públicos.
El déficit más importante en materia de desarrollo urbano que enfrenta la Capital del País radica en la pérdida de espacios urbanos para el encuentro, la solidaridad y la convivencia ciudadana. Infinidad de parques desaparecidos, cientos de espacios para la recreación, el deporte y la convivencia han sido convertidos en multifamiliares, en edificios de oficinas, sin respeto por los Planes Parciales de Desarrollo Delegacionales.
La transformación de los entornos urbanos se ha dado sin la participación ciudadana, incluso en contra de las necesidades de miles de vecinos, que cuando quieren participar en la toma de decisiones u oponerse de plano a desarrollos urbanos que atentan gravemente con su calidad de vida, el gobierno actual, reprime estos justos reclamos, imponiendo la dinámica de los pequeños intereses de grupo, de partido o personales, en contra de los mayoritariamente ciudadanos.
La pérdida de espacios urbanos, impide la multifuncionalidad de los proyectos de la ciudad. Los espacios urbanos eficientes permiten la diversificación de los usos del suelo y su adaptabilidad a lo largo del tiempo. El espacio urbano sustentable permite articular los pueblos, barrios y colonias, zona natural de tejido social, con la administración citadina, incluso, generando un círculo virtuoso, conecta estos espacios naturales ciudadanos con las rutas de administración regional y metropolitana.
En la actualidad, estos círculos virtuosos no existen. En la ciudad no se privilegia un desarrollo urbano sustentable, colocando en primer lugar la convivencia y el desarrollo ciudadano, por el contrario, se entregan espacios urbanos a proyectos que no generan sustentabilidad urbana. La estrategia de equipamiento que actualmente se sigue no considera las necesidades de género, capacidad motora, visual, por edad, etc.
Tampoco existe una política pública para recuperar espacios urbanos deteriorados o abandonados para dedicarlos a proyectos de fortalecimiento del tejido social. No se sabe qué hacer con espacios vacíos o lotes y terrenos abandonados, que son utilizados para atemorizar y obstaculizar la convivencia y el desarrollo de ciudadanía.
Aunque el DF alberga el 11.8% de los parques del país, un gran porcentaje de esta infraestructura está descuidada, carece de mantenimiento y se encuentra abandonada. No se estructuran políticas adecuadas para que los ciudadanos recuperen y hagan suyos estos espacios.
Las políticas del actual gobierno en materia de desarrollo urbano están dirigidas hacia la privatización de espacios públicos, que generan la sensación de un espacio urbano segmentado, atomizado y disperso, en la creación de zonas reservadas, exclusivas, prohibidas para los grupos sociales más desprotegidos.
Incapacidad institucional para atender con eficacia y calidad las necesidades de salud y educación.
En el Distrito Federal, al 2011 hay 3.2 millones de personas sin seguridad social (36.2%), y 3 millones de trabajadores sin prestaciones laborales. Milpa Alta (47%); Tlalpan (44%) y Tláhuac (41.3%) presentan los mayores porcentajes de población por carencia de acceso a los servicios de salud. Azcapotzalco (27.4%); Miguel Hidalgo (30.3%) y Álvaro Obregón (31.9%) se encuentran en el extremo opuesto.
De acuerdo con los resultados del Censo 2010, en el Seguro Popular, se encontraban inscritos sólo el 16.6% de la población, es decir 1.4 millones de personas, cifra muy inferior a la de la cobertura universal que pregona el gobierno federal. Aunque en 2011, el DF ocupó el segundo lugar más bajo en mortalidad infantil, los contrastes entre delegaciones son agudos. Por ejemplo, en la Delegación Benito Juárez la mortalidad era de sólo tres muertes por cada mil niños nacidos vivos (dato similar al de un país como Finlandia), en cambio en Milpa Alta la tasa era de 25.3, similar a la de Cabo Verde (África).
De acuerdo con encuestas a grupos seleccionados, los servicios de salud que proporciona el Gobierno de la ciudad presentan deficiencias en lo que se refiere a atención de emergencia, medicamentos e infraestructura hospitalaria. Se han hecho del conocimiento público casos en que pacientes no son atendidos por saturación de hospitales y clínicas, lo que es indicativo de la falta de capacidad en los servicios de salud que el gobierno proporciona.
A pesar del avance importante que se ha hecho en este tema, el DF no tiene la infraestructura ni los recursos necesarios para atender con calidad y calidez a quien no puede pagar servicios privados, ni tiene acceso a los servicios federales de salud.
Por lo que se refiere a los servicios de educación si se realiza un análisis por delegación se encontrarán disparidades importantes en cuanto a la calidad y el acceso a los servicios de educación.
A pesar de que en el DF se registra el nivel más bajo nacional en tasa de analfabetismo, aún más de 200 mil habitantes (2.4%), que radican en la ciudad no saben leer ni escribir. Según datos de INEGI en 2010 la cobertura de preescolar en el DF sólo accedía al 62% del total de la población de 3 a 5 años, es decir, cerca de 800 mil menores de cinco años se quedan sin acceso al nivel de educación preescolar. En el caso de niños de 5 a 14, aunque se reduce considerablemente el rango, todavía más de 20 mil niños se quedaban sin acceder a los servicios de educación básica (incluye secundaria). El 53% de esta población se concentraba en tres delegaciones: Iztapalapa, GAM y Coyoacán. Poco más del 8% de la población estudiantil matriculada en secundaria deserta antes de terminar la instrucción de tres años. En total, el 25.1% de la población de 15 años y más tiene educación básica incompleta
Según datos del Censo 2010, la cobertura de servicios educativos para la población de 15 a 24 años sólo llegaba al 52%, y la eficiencia terminal en educación media superior es 55.2, debajo de la media nacional (60).
En cuanto al rezago educativo por delegaciones, la situación no es más alentadora, a pesar de la propaganda gubernamental. La situación educativa en el DF, está directamente relacionada con los índices de ingreso y de desarrollo humano. Así, Iztapalapa (11.4%), Tláhuac (10.9%); Tlalpan (10.9%), La Magdalena Contreras (10.7%), y Milpa Alta (10.7%), registran los porcentajes más altos. Mientras que Benito Juárez (3.7%), Miguel Hidalgo (6.0%) y Coyoacán (7.5%) registran los más bajos.
A pesar de que el sistema educativo ha logrado una cobertura casi universal en lo que se refiere a la educación primaria; sin embargo, persisten deficiencias en el nivel preescolar y resulta notoria la restricción de la cobertura hacia el final de la educación básica, de acuerdo con los indicadores de deserción y reprobación, que han observado un comportamiento ascendente.
Transparencia y rendición de cuentas.
En México, según estudios nacionales e internacionales de transparencia, los gobiernos locales han sido calificados como las instancias más opacas de la administración pública nacional. El gobierno del Distrito Federal no escapa a esta dinámica.
En la administración pública local existe opacidad en la difusión pública del ejercicio presupuestal y la transparencia de su gasto (como ejemplo más emblemático, el gasto para la construcción de los segundos pisos), hasta la eficiencia institucional para resolver los más mínimos trámites administrativos. El encuentro del ciudadano con la administración gubernamental está plagado de escollos, de obstáculos, de tardanza en los trámites, para que por fin el ciudadano sea presa de la corrupción, que es un camino en dos vías.
La corrupción no solo daña la imagen pública de la función administrativa, sino que también, en más de un sentido altera la gobernabilidad. Porque convierte sumamente precaria la legitimidad del funcionario ante el ciudadano, por lo que vuelve complejo lograr que la autoridad exija el cumplimiento de obligaciones a los ciudadanos cuando esta impone la ley de la dádiva como mecanismo eficiente para resolver trámites.
La corrupción permea todos los ámbitos de la administración pública local. En todas las relaciones que se establecen día a día entre un ciudadano y algún miembro de la administración local existe la amenaza de la corrupción. Para solicitar un permiso de construcción o funcionamiento comercial o industrial; para un cambio en el uso del suelo; ante la comisión de una infracción de tránsito; en la presencia de un funcionario judicial, etc., etc.
Qué proponen los comunistas para profundizar, hacia la izquierda, un modelo de ciudad sustentable, con crecimiento económico e igualdad social.
Seguridad Pública.
En materia de seguridad pública, se requiere un combate frontal contra la corrupción, una política de reingeniería administrativa y funcional para quitar el poder a los mandos policíacos que se han perpetuado en la corporación. Un programa profundo de liquidación y/o jubilación de mandos que cobran pero no están en la calle, por la edad o por rencillas internas.
Se requieren también, programas específicos de largo alcance y de amplia participación social, con precisión de colonias, calles, cruces, parques públicos, transporte masivo, etc. Las estrategias deben tener visión metropolitana, ya que la incidencia delictiva, y la violencia creciente en los municipios conurbados del Estado de México, impactan a los habitantes de las delegaciones vecinas.
No existen políticas de atención a la seguridad y la procuración de la justicia por género, edad, etc. La violencia contra las mujeres, por ejemplo, ha crecido y en infinidad de ocasiones, los servicios existentes carecen de calidad y calidez, por lo que muchas mujeres prefieren no denunciar violaciones y agresiones, tanto en sus propios hogares como en la vía pública.
Tampoco existen políticas de atención eficaz a los jóvenes. Según estadísticas que presentó el INEGI, en agosto de 2011, con motivo del Día Internacional de la Juventud, señala que en Distrito Federal es alto, entre jóvenes de 12 a 25 años, el consumo de drogas, especialmente mariguana, con una incidencia acumulada de 6.7, mientras que la media nacional fue de 2.2; y anfetaminas, con una incidencia de 0.9, contra una media nacional de 0.5.
Así, mientras la estrategia general apunta al combate a las bandas que distribuyen estupefacientes, en la ciudad de México existen altos consumos de ellos entre nuestros jóvenes, sin que el gobierno local desarrolle estrategias puntuales para evitarlo.
Empleo y Desarrollo Económico.
Es importante asentar que a pesar de la perdida de dinámica en su economía, la Ciudad, sobre todo su zona metropolitana, sigue siendo factor de atracción para cientos o miles de mexicanos, que antes de intentar la migración internacional deciden arribar a la ciudad buscando opciones de trabajo.
Esta situación junto con la demanda natural local de empleos remunerados, genera que la escaza oferta de empleos pierda calidad, dignidad e impida vivir en condiciones de sustentabilidad patrimonial a sus habitantes.
Se requiere una agresiva política de empleo. La vinculación de la educación con el sector productivo deberá ser una prioridad del gobierno local. Sobre todo poner énfasis en la creación de empleos remunerados, dignos y suficientes para incentivar el mercado interno y para que los trabajadores y asalariados accedan a mejores niveles de vida.
La oferta de trabajo deberá de vincularse con la posibilidad de desarrollo humano, de acceso a prestaciones, a servicios de salud dignos y cálidos, a servicios educativos suficientes, para desvincularlos del círculo de la explotación y el empobrecimiento.
Redes Viales y Desarrollo Urbano.
En materia de desarrollo urbano y redes viales, se constata que en la Ciudad se desarrolla casi un tercio de la actividad económica nacional y demandan movilidad y transporte más de 8 millones de habitantes y casi 18 si se considera la ZMVM. En esta gran urbe se realizan en promedio casi 31 millones de viajes persona/día, en una red vial saturada y atrofiada, con sistema de transporte poco funcionales y desarticulados, con una columna vertebral deformada y obsoleta, en donde se presenta un incremento incesante de automotores de baja capacidad y privados.
El reto es lograr que los habitantes de la ciudad y la Zona Metropolitana se desplacen y movilicen con rapidez, sustentabilidad, dignidad y economía, para coadyuvar en la elevación de la calidad de vida de los habitantes de la ciudad, sobre todo los sectores más desprotegidos y más empobrecidos..
Contaminación Ambiental.
Por lo que corresponde a la contaminación, esta no será resuelta sólo con medidas locales, con planes anti contingencia, que son por otro lado indispensables, ni con el cese de actividades físicas, no restringiendo la, de por sí mala movilidad de sus habitantes. Es imprescindible políticas con visión metropolitana, acuerdos macro de gobiernos estatales, pero también permitir que las delegaciones los elaboren y suscriban con sus pares municipales del estado de México.
El incremento del parque vehicular particular, el deterioro de las vialidades y la ausencia de programas de alcance metropolitano eficientes y eficaces, contribuirá gradualmente a ahondar la problemática de la calidad del aire en la ciudad, poniendo en riesgo la calidad de vida de sus habitantes.
Manejo de Desechos Sólidos.
Ante la ausencia de una gran visión metropolitana, la ciudad se llena de basura. Se calcula que existen más de mil tiraderos clandestinos en lotes baldíos y terrenos abandonados. Así el problema de la basura, con un trato sólo local, es un grave problema de espacios. Es cada vez más común ver las vías públicas llenarse de basura, funcionando como tiraderos a cielo abierto. Calles, parques, esquinas, cualquier lugar es bueno para tirar basura, situación que es característica de un deficiente servicio de recolección, a pesar de la propaganda del gobierno en sentido contrario.
Nadie quiere que en su colonia, barrio, pueblo proliferen ratas, cucarachas, fauna nociva y olores nauseabundos, que se incremente la contaminación y las enfermedades relacionadas con los tiraderos a cielo abierto. Porque el problema de la basura en la ciudad de México ya llegó a la puerta de las casas de los capitalinos.
Abasto de Agua.
La situación en el abasto de agua puede colocar a la ciudad en una situación de catástrofe, ya que según estimaciones de la Comisión Nacional del Agua, para el 2030 la disponibilidad natural media per cápita para el Valle de México se reducirá a sólo 127 m3/hab./año, un 23% menos que al abasto personal actual.
Así, ante un manejo ineficiente de las recargas de los acuíferos y la recolección de aguas residuales, adicionalmente a la reducción del abasto per cápita estimada, y las fugas constantes por la fractura de tuberías, la situación para los capitalinos se podría volver catastrófica.
Por tanto se requieren programas delegacionales de renovación de la infraestructura, un manejo eficiente de los mantos acuíferos existentes en la ciudad y en el Valle. Pero sobre todo es importante señalar que nos oponemos a la privatización del servicio, como ya algunos funcionarios lo han anunciado.
Recuperar espacios públicos para resarcir el tejido social.
La recuperación de espacios públicos debe profundizarse. La pérdida de espacios urbanos, impide la multifuncionalidad de los proyectos de la ciudad. Los espacios urbanos eficientes permiten la diversificación de los usos del suelo y su adaptabilidad a lo largo del tiempo. El espacio urbano sustentable permite articular los pueblos, barrios y colonias, zona natural de tejido social, con la administración citadina, incluso, generando un círculo virtuoso, conecta estos espacios naturales ciudadanos con las rutas de administración regional y metropolitana.
En la actualidad, estos círculos virtuosos no existen. En la ciudad no se privilegia un desarrollo urbano sustentable, colocando en primer lugar la convivencia y el desarrollo ciudadano, por el contrario, se entregan espacios urbanos a proyectos que no generan sustentabilidad urbana. La estrategia de equipamiento que actualmente se sigue no considera las necesidades de género, capacidad motora, visual, por edad, etc.
Tampoco existe una política pública para recuperar espacios urbanos deteriorados o abandonados para dedicarlos a proyectos de fortalecimiento del tejido social. No se sabe qué hacer con espacios vacíos o lotes y terrenos abandonados, que son utilizados para atemorizar y obstaculizar la convivencia y el desarrollo de ciudadanía.
Aunque el DF alberga el 11.8% de los parques del país, un gran porcentaje de esta infraestructura está descuidada, carece de mantenimiento y se encuentra abandonada. No se estructuran políticas adecuadas para que los ciudadanos recuperen y hagan suyos estos espacios.
Las políticas del actual gobierno en materia de desarrollo urbano están dirigidas hacia la privatización de espacios públicos, que generan la sensación de un espacio urbano segmentado, atomizado y disperso, en la creación de zonas reservadas, exclusivas, prohibidas para los grupos sociales más desprotegidos.
La recuperación, mantenimiento y construcción de espacios públicos, por el contrario, vincula zonas geográficamente alejadas, incluso económicamente antagónicas, genera espacios de unidad, de cohesión social y ayudan a recuperar integralmente el tejido ciudadano, hoy deteriorado en muchas regiones de la ciudad.
Educación de calidad para los más desprotegidos.
La imposibilidad de leer, escribir o realizar cálculos elementales es un severo obstáculo para informarse del entorno en que se vive, para expresar las ideas o sensaciones experimentadas o para realizar actividades económicas cada vez más competidas, lo que podría coartar la participación social de las personas, especialmente de los habitantes en edad de formación básica. Sólo una educación de calidad y pertinencia formará ciudadanos con sentido de responsabilidad y capacidades para desempeñar productivamente sus labores.
En este sentido, a pesar de que el sistema educativo ha logrado una cobertura casi universal en lo que se refiere a la educación primaria; sin embargo, persisten deficiencias en el nivel preescolar y resulta notoria la restricción de la cobertura hacia el final de la educación básica, de acuerdo con los indicadores de deserción y reprobación, que han observado un comportamiento ascendente.
El reto de la política educativa en el Distrito Federal consiste en impulsar proyectos para revertir los indicadores sociales desfavorables, mitigar las condiciones de desigualdad que aún imperan en la capital del País, elevando la calidad educativa y ampliando la infraestructura existente.
Un sistema de salud con calidez y calidad.
Aquí propongo que los camaradas con experiencia en este tema propongan qué hacer.
Combate Frontal a la Opacidad y la Corrupción.
Para combatir la opacidad y la corrupción, el reto es estructurar una política pública que combata la corrupción, una política de transparencia y rendición de cuentas, con gestión social y participación ciudadana. El Distrito Federal puede sentar un precedente en gestión local al cambiar radicalmente la forma en que comunica el ejercicio del gasto público, estableciendo su legítima autoridad como instancia reguladora de la vida pública.
Al iniciar un cambio radical en el funcionamiento de la administración púbica local, se fortalecerá la gobernabilidad y el papel de las instituciones públicas como puntos de encuentro ciudadano y como centros efectivos y legítimos para dirimir conflictos colectivos.
Hace falta un posicionamiento sobre el conflicto en la UACM
Profr. José Luis Alonso VargasTel. 0445540966159
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