sábado, 23 de noviembre de 2013

Partido Comunista Mexicano. Visión geneal Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.

El Partido Nacional Socialista se transforma en Partido Comunista Mexicano.
Noviembre 24 de 1919
El Partido Nacional Socialista cambia su nombre por el de Partido Comunista Mexicano (PCM). José Allen (quien sería muchos años después identificado como espía norteamericano) ocupa la secretaría general del partido. El nuevo partido adopta el Manifiesto de la Internacional Comunista a los proletarios del mundo. En la asamblea de fundación hay una escisión, lo que desata una disputa por el reconocimiento del partido. Pero la vida del partido se estabilizará hasta 1923, ya con una dirección más estable.
Octavio Rodríguez Araujo encuentra cuatro etapas en la vida del partido, a saber:
La primera va desde su fundación en 1919 hasta el congreso extraordinario de 1940. En ella se destacan su participación en la organización de organizaciones obreras (como la Confederación Regional Obrera Mexicana, la Confederación General de Trabajadores y la Confederación de Trabajadores de México) y de agrupaciones campesinas (como la Liga de Comunidades Agrarias y la Confederación Nacional Campesina). Incluso llegó a integrar de forma independiente algunas agrupaciones, tales como la Liga Nacional Campesina y la Confederación Sindical Unitaria de México.
En varios episodios de su vida, el PCM tiene que tomar partido: defiende la política obrerista de Cárdenas, apoya la candidatura de Manuel Ávila Camacho para la presidencia de la República y reconoce al Partido de la Revolución Mexicana  como frente antifascista.
Pese a lo anterior, buena parte de su trayectoria se realiza en la clandestinidad y bajo condiciones muy adversas, como la represión gubernamental que le costó la vida a muchos militantes entre 1929 y 1934. Los comunistas tienen varias publicaciones relevantes, tales como Vida nueva y El machete.
En este periodo el partido sufre varias divisiones y fracturas: En 1929 son expulsados del partido el pintor Diego Rivera y Úrsulo Galván, líder campesino; en 1930 los sigue David Alfaro Siqueiros; la separación de los sindicatos comunistas de la CTM, a la que regresaron después pero sin cargos directivos; en 1940 son expulsados los dos principales dirigentes del partido, Hernán Laborde y Valentín Campa.
La segunda etapa va de 1940 a 1960, que es descrita de esta forma por Rodríguez Araujo: “destacaron los métodos burocráticos en la solución de los problemas internos del partido. Respecto a sus posiciones políticas e ideológicas se introdujo la corriente browderiana (de Earl Browder, secretario del PC de Estados Unidos) que, junto con la influencia de Lombardo, se caracterizó por proclamar la transformación de los partidos comunistas  en asociaciones de colaboración de clases y en auxiliares de la política burguesa.
“La dirección encabezada por Encina postulaba una estrategia dirigida a desarrollar o impulsar la revolución mexicana. De ahí que la táctica del partido ante el gobierno fuera de apoyo de los actos positivos y de crítica de los negativos, sin destacar su carácter clasista.
“La táctica sindical aplicada por el comité central preconizaba el legalismo e introducía ilusiones con relación al gobierno, aplicando una línea de unidad en abstracto y desligándola de la lucha por la democratización y la independencia sindicales.”
Prosiguiendo con su línea de expulsiones, en este período se fueron del partido Ángel Olivo, Enrique Ramírez y Ramírez y sus seguidores (que después participarían en la fundación del Partido Popular), Carlos Sánchez Cárdenas. Miguel Arroche Parra y Alejandro Martínez Camberos (quienes formarían después el Partido Obrero Campesino de México) y el grupo comandado por José Revueltas. En junio de 1951 el PCM pierde su registro oficial por no contar con un mínimo de 30 mil afiliados. Pero golpe más fuerte que recibe el partido es la represión del movimiento ferrocarrilero de 1959.
Una tercera etapa abarca los años sesenta. En ella hubo una participación política más activa y relevante del partido: participó en el Movimiento de Liberación Nacional MNL, colaboró en la creación de la Central Campesina Independiente CCI y en el surgimiento del Frente Electoral del Pueblo, así como de la Central Nacional de Estudiantes Democráticos.
Además de la incipiente democratización del partido, se revisó la línea seguida hasta entonces: “se precisó la característica clasista del Estado y se definió al enemigo principal de los trabajadores no sólo en términos de la lucha interna de clases sino también respecto al imperialismo”.
Una cuarta y última etapa estuvo marcada por la táctica de unidad de acción. De esa forma se postuló “que la única acción con perspectiva real, no sólo frente a la corriente militarista de izquierda, sino también ante a las condiciones objetivas de desarrollo capitalista y del papel del Estado, era en torno a una política de masas, haciendo causa común con otras organizaciones de izquierda en un programa de unidad de acción.”
Esta política de unidad llevo al partido a intentar construir una organización más amplia; de ahí las conversaciones con diversos grupos y partidos –como el encabezado por Heberto Castillo, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Punto Crítico, el Partido Socialista de los Trabajadores y el Partido Mexicano de los Trabajadores, entre otros- para buscar la unidad. En 1976 presentó la candidatura presidencial de uno de sus líderes históricos, Valentín Campa.
En mayo de 1978, y después de operar décadas sin registro, el PCM logró el reconocimiento oficial. Sus esfuerzos en pos de la unidad se cristalizarían en agosto de 1981 con firma de una fusión en la que se integraron, además del PCM, el Movimiento de Acción y Unidad Socialista, el Partido Socialista Revolucionario, el Partido del Pueblo Mexicano y el Movimiento de Acción Popular, lo que dio origen a la formación de Partido Socialista Unificado de México. Con esto llegaría a su fin la historia del PCM.
Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.

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