jueves, 26 de junio de 2014

Fukushima: cataclismo en curso

Fukushima: cataclismo en curso

John Saxe-Fernández

Fukushima: cataclismo en curso

Poco después del maremoto que desató el desastre en la central de Fukushima, en curso desde marzo de 2011, uno de los encargados de la salvaguardia nuclear en México, en entrevista radiofónica, desestimó sin más, la magnitud del trance. Parecía más preocupado por el negocio de la "nucleoelectricidad" una forma cara y muy peligrosa de calentar agua para mover una turbina y generar electricidad, como dice Barry Commoner, que por la salud de la población. No es algo nuevo, ni sólo local. El encubrimiento de lo intenso y extenso del daño ocasionado y de los riesgos generalizados a la salud por la radiactividad diseminada sobre humanos, animales y vegetales, ha acompañado a los grandes accidentes de Three Miles Island (1979), Chernobil (1986) y el de Fukushima, con efectos potencialmente devastadores sobre la vida en el Océano Pacífico y el planeta.

El analista Harvey Wasserman al informar sobre "los niños de Fukushima", sintetizó: "la industria nuclear y sus defensores, continúan negando esta tragedia sobre la salud pública" ( www.rebelion.org ), al referirse a que 48 por ciento de los 375 mil jóvenes examinados por la Universidad Médica de Fukushima es decir, unos 200 mil niños, sufren "trastornos pre-cancerosos de tiroides, nódulos y quistes en una tasa que se acelera" (ibid).

Mientras el Comité Científico de la ONU sobre los efectos de la radiación atómica (UNCEAR) afirma que "no se esperan efectos discernibles sobre la salud relacionados con la radiación entre las personas expuestas", los datos obtenidos después de 39 meses del desastre, muestran que "las tasas de cáncer de tiroides...se han disparado más de cuarenta veces por encima de lo normal" (ibid). La salud ha sido gravemente afectada y los riesgos para la población japonesa y del mundo podrían ser muy serios, como lo han advertido, dato en mano, Helen Caldicott, Robert Álvarez, Arnie Gundersen y grupos de investigación internacionales y científicos de universidades japonesas.

Fukushima es un desastre de dimensión no registrada en la historia. Así lo sintetizó Naoto Kan, primer ministro de Japón durante el inicio del evento en curso y, antes del siniestro, entusiasta de la nucleoelectricidad. En entrevista con Amy Goodman en Democracy Now (Marzo, 2014) Naoto Kan advirtió que Fukushima fue algo "mayor y más severo que Chernobil". "Sin dejar de reconocer la inmensa tragedia (ucraniana) por la fusión de un reactor", recordó que en en Japón "son tres los reactores" afectados y que "un alto número de barras de combustibles" ya usados están en posición precaria, además de que "hasta el día de hoy persiste la fuga de material radiactivo" lo que tiene "efectos de muy largo alcance de aquí en adelante", por lo que consideró que "...el desastre de Fukushima fue mayor al de Chernobil y sigue en curso hasta el día de hoy".

Naoto Kan no se equivoca. De un total de poco más de 11 mil barras de combustible, en el edificio del reactor 4 hay mil 533 barras usadas que pesan 400 toneladas que contienen radiación estimada en 1 4 mil veces la desatada sobre la gente de Hiroshima y a unos 50 metros de ese mismo reactor, 6 mil barras están almacenadas en tanques especiales. En relación a los tres reactores, hoy nadie, ni TEPCO, la firma a cargo de Fukushima, sabe dónde están localizados porque los núcleos atravesaron el grueso cemento de los edificios 1, 2 y 3 de la planta, según informan Kevin Seese y Margaret Flowers en Truthout News Analysis. Sin conocer su localización exacta bajo tierra, TEPCO lanza agua donde cree que pueden estar para evitar que los núcleos se calienten. Como en ocasiones salen estelas de vapor, se asume que los núcleos están calientes (ibid). Mientras, sigue en aumento la cantidad de agua muy radiactiva, una parte (más de 330 mil toneladas, se habían acumulado a fines de 2013) está almacenada en mil tanques sobre la superficie, cuyo número crece rápido y otra se filtra o se lanza al Pacífico a un ritmo de 272 mil 152 litros diarios, con contaminantes radiactivos, entre otros cesio-134 (vida media de 2.0652 años) y cesio-137 (vida media de 30.17 años).

Esa es la mayor cantidad de radiación vertida en la historia por un accidente nuclear. Se informa que bajo la planta hay un gran acuífero por lo que, de contaminarse, algunos escenarios contemplan la evacuación de millones de habitantes de los alrededores de Tokio.

Los más destacados científicos y especialistas se han dirigido a la ONU y de manera especial a la Organización Mundial de la Salud (OMS), para el despliegue, a nivel global, de estudios y difusión sobre la presencia y los riesgos de la radiación por isótopos. Hoy con más urgencia. La respuesta ha sido neutra, cuando no de supresión de datos. Así se detectó en torno a Chernobil. En apariencia y por acuerdos vinculantes (1959) entre la OMS y la Agencia Internacional de En apariencia y por acuerdos vinculantes (1959) entre la OMS y la Agencia Internacional de Energía Atómica, promotora de lo nuclear, la respuesta en esta materia ha sido nula, cuando no cínica.

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