1.- La principal fuerza de la izquierda en México, el PRD, buscó, promovió y quiso ser parte del nuevo régimen político en México; ambiciosos, sus líderes desearon “cogobernar”, pensaron que desde dentro contribuirían a las “grandes transformaciones” que se requieren para estos nuevos tiempos. Por eso, empujaron con fuerza los acuerdos entre las elites partidarias y fueron uno de los principales impulsores del famoso “Pacto por México”, que entró en vigor el 2 de diciembre del 2012.
2.- Pero nunca vieron ni miraron en prospectiva política, tampoco tuvieron la visión política de lo que representaba la restauración del viejo régimen en México, se ilusionaron muy de prisa, colaboraron y terminaron siendo imbuidos por los tentáculos de aquel poder que nunca se fue: el poder –y las mañas- del PRI.
3.- Los tiempos, intereses y ciclos históricos del gobierno de Enrique Peña Nieto nunca fueron -ni estuvieron marcados por- los de la llamada izquierda mexicana.
4.- Maquiavélicamente, el círculo de poder de Peña Nieto tendió puentes y acercó hacia ellos a la parte más proclive a pactar (Nueva izquierda). El presidente necesitaba legitimar su gobierno y requería mostrarse ante la opinión pública como incluyente y tolerante, por lo que forzosamente debía incluir al PRD y a la derecha para empujar sus “grandes reformas” estructurales.
5.- Fragmentado y dividido, el PRD se mantuvo y firmó todos y cada uno de los 90 acuerdos del “Pacto por México”. Contra viento y marea, “Los Chuchos” –jefes de Nueva Izquierda, la corriente dominante en el sol azteca- se sostuvieron en su acuerdo con Los Pinos; esa fue, de hecho, su respuesta para las demás tribus internas, para Marcelo Ebrard y sobre todo para el movimiento y partido de Andrés Manuel López Obrador: Morena, quienes advertían otras rutas de navegación para lograr contrapesos frente al nuevamente ilimitado poder presidencial.
6.- El senador y coordinador de la fracción perredista, el poblano Luis Miguel Barbosa Huerta, entró en fuerte contradicción con Jesús Zambrano, Jesús Ortega y Guadalupe Acosta Naranjo; se opuso a que en el “Pacto por México” se legislara antes que en las cámaras de origen.
7.- El dirigente nacional del PRD, Zambrano, tuvo que sumar e incorporar a las principales corrientes del partido -Izquierda Democrática Nacional (“Los Bejaranos”); Alternativa Democrática Nacional (IDN) y Foro Nuevo Sol (“Los Amalios”)- al consejo técnico y a los acuerdos del famoso “Pacto por México”, porque unos mantenían negociaciones con Miguel Ángel Osorio Chong (Segob), otros lo hacían con Luis Videgaray (SHCP) y unos más con Aurelio Nuño Mayer (jefe de la Oficina de la Presidencia).
8.- Así, obedientes, disciplinados y fieles a sus intereses personales, validaron y aprobaron la reforma educativa, la reforma en telecomunicaciones y sobre todo la reforma hacendaria.
9.- Sacaron de su archivo histórico al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, para enfrentar la privatización de PEMEX y darle “fuerza moral” a sus protestas e impedir que creciera y les arrebatara banderas López Obrador.
10.- En su Congreso Nacional y bajo un acuerdo cupular de sus corrientes, el PRD acordó seguir en el “Pacto por México” e incluso modificar sus estatutos para beneficiar al caudillo Cárdenas Solórzano, a quien perfilaron como nuevo dirigente nacional.
11.- El ex jefe del Distrito Federal Marcelo Ebrard fue aislado, mientras que el senador perredista Barbosa Huerta –con la salud severamente deteriorada- fue marginado de los acuerdos secretos por la corriente “Nueva izquierda”, su corriente, y se retiró del Congreso Nacional.
12.- Miguel Ángel Mancera, jefe del Distrito Federal, y el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, están más cerca de Peña Nieto y sus reformas que del propio PRD.
13.- Cocinaron la reforma política, creyeron que la madre de todas las reformas (la energética) se discutiría hasta el 2014. Y así, cometieron el más grande de sus errores políticos e históricos, pues por omisión les fue impuesta en contubernio con el PAN la joya de la corona: la reforma energética.
14.- De nada sirvió la simulación de unos y otros perredistas tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados.
15.- La movilización “social” del PRD y de Morena fue escasa, poco intensa y demostró la verdadera “fuerza” de una izquierda dividida, enfrentada, deslegitimada y divorciada de la sociedad que dice representar. Fueron totalmente incapaces de convertir su inconformidad en un movimiento social que trascendiera lo político-electoral y Los Pinos la tuvo fácil, tanto que hasta en la casa presidencial se sorprendieron de la rapidez y comodidad con que senadores y diputados aprobaron la reforma energética, con el impulso, claro, de los gobernadores y sus Congresos estatales, que ayudaron a declarar su constitucionalidad en menos de una semana.
16.- El caudillaje y la soberbia del dirigente moral de Morena, López Obrador, quien cayó enfermo, demostró que sin él, las masas sencillamente no se mueven.
17.- Dante Delgado Ranauro, del Partido Ciudadano, desapareció y escondió la cabeza; por su parte, el maestro maoísta Alberto Anaya, líder del PT, anduvo de viaje por el exterior.
18.- En los Congreso locales, y Puebla no fue la excepción, estos partidos (PRD, PT y MC) demostraron una vez más sus miserias políticas. Erick Cotoñeto, diputado y dirigente estatal perredista, puso por delante sus compromisos con el gobernador Rafael Moreno Valle y se olvidó de por lo menos dejar testimonio en la Cámara de la inconformidad de su partido por la reforma energética.
19.- Ni el PRD ni el resto de sus “aliados” pudieron impedir la resurrección del matrimonio entre priístas y panistas, el PRI-AN, que nuevamente demostró que son más las cosas que los igualan que las que los separan; se parecen tanto que ya es difícil diferenciarlos; otra vez, demostraron su gran coincidencia por la acumulación del capital, que a la larga generará una todavía más profunda segmentación de clases sociales en un país de por si marcado por la desigualdad y la injusticia en la repartición de la riqueza.
20.- La izquierda legal no quiere saberlo, no entiende y como es fraticida, acaba de sufrir una de sus más grandes derrotas políticas. La consulta popular o ciudadana que propone contra la reforma energética, será incierta aún para el 2015, y la única alternativa que tendrá la sociedad civil es la movilización social por los cauces pacíficos. Y es que la lección es clara: no cuenten con la izquierda, no sirve para una chingada.
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Esta columna volverá a publicarse en enero de 2014.
gar_pro@hotmail.com
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